Los Mossos d’Esquadra detuvieron el pasado el 20 de septiembre a un hombre de 48 años acusado de cometer decenas de robos con fuerza en establecimientos de Barcelona. Este ladrón multirreincidente acumulaba 48 antecedentes policiales desde 2005 y utilizaba habitualmente una motocicleta, en la mayoría de los casos sustraída, para llevar a cabo los hechos y en alguna ocasión la empotraba contra los comercios, rompía el escaparate y accedía a los locales.
Según la información facilitada por la policía catalana, la detención se hizo en el marco de un dispositivo que se estaba realizando en el distrito de les Corts contra la multirreincidencia. El hombre había sido condenado anteriormente, pero, se da la circunstancia, que su condena quedó suspendida en abril del 2023. Desde entonces le han arrestado hasta 20 veces, 18 de las cuales como presunto autor de delitos patrimoniales. Más allá de las detenciones, este ladrón multirreincidente acumulaba hasta 14 requerimientos judiciales y un total de tres órdenes de investigación y detención. El detenido pasó a disposición judicial el 21 de septiembre.
Desmantelado un grupo especializado en marcadores de pisos
Por otro lado, este mismo martes hemos conocido que los Mossos d’Esquadra han desmantelado un grupo especializado en robos con fuerza a domicilios de Barcelona que utilizaban marcadores para identificar los pisos vacíos. Después de meses de seguimiento, la policía catalana detuvo el pasado 26 septiembre a cinco hombres y una mujer de entre 24 y 51 años como presuntos autores de delitos de pertenencia a grupo criminal, robo con fuerza y de receptación.
La investigación se remonta a mediados de mayo, cuando se tuvo conocimiento de varios robos en Barcelona a través de este método. Este consiste en colocar un hilo fino de cola y un trozo de plástico o similar, casi imperceptible, en la puerta de un domicilio o garaje. El ladrón vuelve unas horas o días después y si este hilo de cola o el trozo de plástico todavía está, quiere decir que la casa está vacía. Las indagaciones policiales permitieron corroborar que detrás de los hechos había un grupo criminal que presentaba una estructura claramente jerarquizada y con un reparto de tareas marcado.
