La Diada de este 2025 tuvo como uno de los grandes protagonistas la lluvia, que obligó a modificar horarios y cancelar algunos de los actos previstos en Barcelona. Mientras en el centro de la capital catalana tenía lugar la clausura de la festividad de este año, en otro punto de la ciudad la Guardia Urbana realizó una intervención cuanto menos curiosa. Los hechos ocurrieron por la tarde en el distrito de Horta-Guinardó, mientras los efectivos del cuerpo policial barcelonés estaban llevando a cabo un control en la vía pública.
En concreto, los agentes participaban en un Dispositivo Estático de Control de documentación y conducción bajo el efecto de sustancias estupefacientes o alcohólicas. Fue en el marco de este despliegue cuando los efectivos detectaron una conducta sospechosa. Un hombre que se aproximaba al control conduciendo una motocicleta, decidió estacionar el vehículo al detectar la presencia del dispositivo policial para luego marcharse a pie rápidamente en dirección contraria. Alertados por esta actitud del individuo, los policías lo siguieron y lo detuvieron. Después de registrarlo sin encontrar nada, lo acompañaron hasta la moto.
Se da la circunstancia de que el hombre llevaba bajo el asiento del vehículo un paquete con más de 1.200 gramos de una sustancia estupefaciente. Concretamente, de hachís. Una vez confirmada la hallazgo de la droga, los agentes de la Guardia Urbana detuvieron al individuo como presunto autor de un delito contra la salud pública.
Ladrón atrapado gracias a los vecinos
Por otro lado, el mismo jueves 11 de septiembre por la noche, los Mossos d’Esquadra detuvieron a un hombre de 48 años como presunto autor de un robo en el barrio de la Antiga Esquerra de l’Eixample de Barcelona. El arresto tuvo lugar alrededor de las once y media de la noche a la altura del número 37 de la calle de Aribau, entre las calles del Consell de Cent y de Aragón, y lo efectuó una patrulla de paisano de la policía catalana. Según la información facilitada por la policía catalana, el hurto había tenido lugar el día anterior, cuando el individuo se había llevado el teléfono móvil de un turista que se alojaba por la zona. Varias horas después, la víctima reconocía al presunto ladrón por la calle, lo interceptaba y se encaraba con él para intentar recuperar el aparato sustraído.
Alertados por los gritos de la víctima del robo, varios vecinos y transeúntes que se encontraban en ese momento en la calle intervinieron en el forcejeo. Su actuación resultó providencial para evitar que el hombre pudiera huir del lugar y para lograr retenerlo hasta la llegada de los efectivos policiales.
