Efectivos de la Unidad de Análisis de Riesgo (ULAR), formada por agentes de la Guardia Civil y de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, han intervenido dos sillas de montar que llevaban dentro unos 10 kilos de cocaína. El paquete, procedente de Quito (Ecuador), llegó el pasado 15 de noviembre a los almacenes de una empresa de transporte del Aeropuerto de Barcelona-El Prat, informa la policía española.
Durante la inspección del paquete, los efectivos de la ULAR detectaron anomalías sospechosas y lo apartaron para hacer una revisión manual más exhaustiva. Perforaron con un taladro una de las sillas, de color negro, y de dentro cayó un polvo de color marrón. El análisis de drogas confirmó que era cocaína. Tras obtener la autorización de un juez, la Guardia Civil organizó una entrega controlada del paquete para detener a los destinatarios.
La investigación y la ejecución de la entrega corrió a cargo del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil del aeropuerto, que concluyó el pasado 12 de diciembre con la detención de dos jóvenes de 22 y 25 años, ambos de nacionalidad colombiana, por un delito contra la salud pública por tráfico de drogas. El caso lo lleva el Juzgado de Instrucción número 2 del Prat de Llobregat (Baix Llobregat).
Lugares extraños para ocultar cocaína
El aeropuerto y el puerto de Barcelona son testigos habituales de intentos de entrar cocaína al país. Los más atrevidos introducen la droga directamente en la maleta, aunque normalmente no termina bien. Otros intentan ser más originales y creen que pueden despistar a los agentes ocultando la droga en lugares más inverosímiles como una caja de cereales. En el puerto, a menudo la droga entra camuflada en un contenedor con otros productos. Este año se ha decomisado cocaína oculta entre piñas, sacos de cacao o sacos de café.
