El asesinato de David C. sacudió la actualidad catalana el pasado viernes. No solo por la brutalidad del crimen, sino también por el pasado oscuro del personaje y su vinculación con una presunta mafia dedicada al tráfico de drogas con sede en el Puerto de Barcelona. Este antiguo estibador -que había sido señalado en múltiples ocasiones como responsable de esta organización, aunque no pesaba sobre su cabeza sentencia al respecto- fue ejecutado a plena luz del día en una cafetería de Montgat, mientras tomaba un café después de llevar a su hija a una escuela de élite ubicada a escasos metros del establecimiento.
La persona que disparó el tiro mortal al extrabajador portuario huyó del lugar de los hechos inmediatamente en una motocicleta que lo estaba esperando. La rápida activación de los Mossos d’Esquadra, que pusieron en marcha el plan Gàbia -el mismo utilizado para intentar arrestar a Carles Puigdemont el pasado mes de agosto- en nivel 2 para evitar que los dos implicados pudieran escapar, no dio los resultados esperados y momentáneamente se perdió la pista de los criminales.
Tres días después de los hechos, las indagaciones policiales continúan aún bajo secreto de actuación y hay un hermetismo absoluto alrededor del caso. Fuentes policiales consultadas por TOT Barcelona señalan que por ahora no hay ninguna detención al respecto. Un extremo que no se atreven a confirmar desde Egara, alegando que hay una investigación en curso y que no se quiere destapar la liebre de ningún arresto para evitar que esto pueda alertar a los otros implicados en el crimen. «Es un caso bastante grande», insisten voces del cuerpo policial, en referencias a las ramificaciones que este asesinato puede tener, dado que es muy probable que los autores materiales de este no sean los intelectuales.
Posible implicación en una trampa pendiente de juicio
Es necesario recordar que David C. también había sido señalado –aunque nunca procesado– como presunto instigador de la trampa que sufrió otro estibador del Puerto el 15 de junio de 2016, cuando fue arrestado después de que le encontraran en el maletero de su Volkswagen Golf cerca de un kilo de cocaína, varias piezas de hachís y una pistola semiautomática cargada, entre otras armas. La víctima no tenía dudas de que todo formaba parte de una especie de venganza por parte del trabajador portuario ejecutado el viernes, quien lo había denunciado previamente con el objetivo presuntamente de hacerlo salir de su puesto de trabajo y con quien tenía un largo historial de denuncias cruzadas por amenazas y agresiones. El juicio contra las cuatro personas implicadas en esta trampa podría celebrarse en el verano de 2025 y David C. podría tener un papel destacado a través del escrito de acusación de la defensa.




