El vandalismo ferroviario supone un gasto económico para las empresas del sector. Solo en el caso de Renfe, los gastos por daños en trenes de Rodalies durante el 2025, hasta el 31 de octubre, ascienden a 6,2 millones, según datos de la compañía. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) es otra de las compañías más afectadas, con ataques recurrentes por parte de grafiteros que causan destrozos por valor de unos cuatro millones de euros anuales.
Durante los primeros 10 meses del 2025 se han producido en Cataluña 822 actos vandálicos en trenes de Rodalies. Más allá de los costos económicos, Renfe asegura que en este tiempo ha tenido que inmovilizar material rodante durante 590 días, con retrasos y supresiones de trenes. Estas interrupciones del servicio también afectan a TMB. Por ejemplo, en julio del 2024, un ataque en la L1 en la estación de Mercat Nou obligó a detener la circulación de convoyes.
Balance de TMB este lunes
Precisamente, este lunes, 1 de diciembre, la primera teniente de alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona y presidenta de TMB, Laia Bonet, hará balance del plan antigrafiti iniciado en el año 2021 en la red de metro. Bonet estará acompañada por el consejero delegado de TMB, Xavier Flores.
Renfe asegura que la inversión en seguridad en Cataluña ya supera los 20 millones de euros, lo que ha logrado reducir el número de incursiones de grafiteros respecto al año pasado gracias al refuerzo en puntos de la red diagnosticados como críticos y la «colaboración, coordinación y comunicación» con el cuerpo de Mossos d’Esquadra.
20 detenidos esta semana
Precisamente, esta semana, agentes de la policía catalana y de la Policía Nacional detuvieron a 20 personas relacionadas con 130 delitos en instalaciones de TMB, Ferrocarrils de la Generalitat y Renfe. El perjuicio económico se estima en unos 550.000 euros. Este dispositivo de los cuerpos policiales se ha bautizado como Operación Tinta. Según los Mossos, este tipo de delito ha aumentado claramente en los últimos años, especialmente en Barcelona.
La investigación se prolongó durante dos años. Los autores entraban a las instalaciones ferroviarias sin ningún patrón horario, con el rostro oculto y firmaban sus pintadas con seudónimos (TAG). A veces, se han producido actos violentos de los grafiteros contra los vigilantes y los pasajeros.
