La serie El mal invisible, que se emite cada lunes en TV3, ha vuelto a poner en el primer plano de la actualidad el asesinato de personas sin hogar en Barcelona durante la pandemia. Entre el 19 de marzo y el 27 de abril de 2020, mientras casi toda la ciudadanía estaba encerrada en sus casas, cuatro ciudadanos que dormían en la calle murieron violentamente. Uno de ellos, el primero, fue apuñalado, y los otros tres recibieron golpes con una barra de hierro o un palo contundente hasta morir. Cinco años después, el primer caso, que tuvo lugar en la calle de Sardenya, entre Aragó y València, no se ha resuelto. Fuentes de los Mossos confirman al TOT Barcelona que la investigación continúa abierta. Todas las muertes tuvieron lugar en el Eixample.

La víctima responde a las iniciales L.A.D. y tenía 60 años cuando murió. Natural de Ourense, perdió la vida tras recibir varias puñaladas. En un primer momento, la Guardia Urbana detuvo a otra persona sin hogar como presunto autor, pero finalmente fue puesto en libertad porque no era el culpable. Desde entonces, los Mossos no han podido probar quién fue el asesino de L.A.D.

Tres asesinatos con 11 días de diferencia

Casi cuatro semanas después de esta primera muerte violenta de un sin hogar en Barcelona, en pleno confinamiento, se asesinó a otro. Un joven marroquí de 22 años, I.A., fue atacado con una barra de hierro en pleno día. Fue golpeado mortalmente mientras dormía en el Auditori. Dos días después, la persona asesinada fue J.R.B., un hombre de Teruel de 76 años, frente al Teatro Tívoli, en la calle de Casp. En este caso, recibió golpes con una estaca de unos 70 centímetros. Y el 27 de abril, en la confluencia de Sardenya con Rosselló, perdió la vida J.P.H., un ciudadano francés de 32 años, asesinado también a golpes con un objeto contundente. Estas tres personas murieron con 11 días de diferencia.

Agentes de los Mossos en el Auditori, donde se produjo la muerte de una víctima del asesino en serie de personas sin hogar, en abril de 2020 / TOT Barcelona

El 27 de abril, minutos antes de la muerte de J.P.H., dos testigos se encontraron con el asesino. Y la descripción que hicieron a la policía fue determinante para que los Mossos acabaran deteniendo el 28 de abril a Thiago Fernandes, un brasileño que en 2020 tenía 35 años y vivía en una autocaravana en Sant Cugat del Vallès. El hombre huyó del último asesinato primero a pie y luego en un bus nocturno hasta el lugar donde residía, donde fue detenido por los agentes. En el registro de la autocaravana, se encontró una gorra del Barça que el asesino llevaba cuando mataba y ropa con manchas de sangre. Un juez de Rubí envió al hombre a prisión el 30 de abril de 2020.

Una sospecha que nunca se ha podido probar

El intendente Ramon Chacón, subjefe de la División de Investigación Criminal en 2020, declaró en abril de ese año que trabajaban para encontrar indicios que relacionaran al detenido con la muerte de L.A.D. el 19 de marzo, recogía el Periódico, pero esta sospecha nunca se ha podido probar. Los Mossos tampoco han detenido a nadie por la muerte de esta persona sin hogar, ya hace más de cinco años.

Finalmente, Thiago Fernandes fue juzgado y condenado por la muerte de las otras tres personas. El juicio comenzó el 12 de junio de 2023 y el día 27 de ese mismo mes fue sentenciado por unanimidad. Aunque inicialmente se pidió para el acusado prisión permanente revisable, está cumpliendo una pena de 63 años, tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía y las acusaciones particulares. 60 años de la sentencia fueron por tres asesinatos con alevosía y el resto por delitos contra la integridad moral.

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