La estación de Sants de Barcelona fue el escenario hace cerca de un mes de un hallazgo sorpresa por partida doble durante un control policial. Los hechos tuvieron lugar en el marco de uno de los dispositivos rutinarios de la RAILPOL, una red de policía ferroviaria internacional, que se llevó a cabo del 9 al 11 de abril. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) detectaron a un pasajero que acababa de llegar a las instalaciones de la capital catalana procedente de Málaga y que mostraba una actitud sospechosa.
Cuando vio la presencia policial, el individuo se puso aún más nervioso, lo que llevó a los efectivos a detenerlo para identificarlo y registrar sus pertenencias. El hombre -que tenía un billete para continuar su trayecto en dirección a Bruselas– llevaba una mochila y una maleta de grandes dimensiones. En el registro del equipaje, los agentes encontraron un datáfono activado y en funcionamiento. Inmediatamente, sospecharon que se trataba de la práctica de algunos estafadores basada en la aproximación a otros pasajeros del tren para leer la información de sus tarjetas bancarias y cobrar con este datáfono algún importe en concreto, no muy elevado para evitar la petición de pin numérico. Dentro de la maleta, los policías también localizaron más de doce kilos de marihuana divididos en hasta once paquetes de plástico transparente envasados al vacío.
Detenido y prisión provisional
Los agentes desplegados en el marco del dispositivo RAILPOL procedieron entonces a detener al hombre por un presunto delito contra la salud pública. El juzgado de guardia correspondiente decretó su ingreso en prisión. La policía ha apuntado que el destino final de la marihuana intervenida era precisamente Bélgica.
