Roberto G. Alonso sufrió este jueves una agresión homófoba en pleno distrito del Eixample. El desencadenante de estos graves hechos fue una situación tan habitual como el choque entre dos personas que andan mirando el móvil por la calle. Un incidente que en la mayoría de casos concluiría con unas disculpas mutuas de los dos implicados acabó derivando en una reacción violenta hacia el actor y director barcelonés únicamente por su orientación sexual.

«Me increpó y cuando le respondí que no hacía falta que se pusiera así me dijo Cállate, maricón. Le recriminé que utilizara un argumento así, pero él se fue poniendo más agresivo y se me encaró amenazándome con el puño«, explica el intérprete en una conversación con el TOT Barcelona. Ante la escalada de tensión, Alonso le manifestó al otro individuo su voluntad de llamar a los Mossos d’Esquadra, momento en el cual él dio medio vuelta. El actor -que todavía tenía el móvil en la mano- decidió empezar a grabar la situación para tener alguna prueba que mostrar a los efectivos policiales. Al darse cuenta, el hombre dio marcha atrás y de un revuelo le cogió de los cabellos y le hizo caer a la calzada, obligando a un coche a pararse abruptamente.

Una vez en el suelo, el individuo empezó a propinarle puñetazos y puntapiés. «Me hice como una bolita. En aquel momento, solo pensaba en evitar que me golpeara en la cara», relata el intérprete, que empezó a gritar pidiendo ayuda. Los gritos no surgieron el efecto esperado y el hombre continuó con la agresión hasta que se cansó y decidió marcharse. «Esto pasó durante la mañana y había bastante gente en la calle, pero nadie se preocupó. Ni siquiera me ayudaron a levantarme«, lamenta. Los testigos de la agresión tampoco quisieron testificar ante los Mossos cuando la víctima se lo pidió, alegando que no querían problemas.

Sensación de impunidad y pasos al ralentí

Después de acudir a un Centro de Atención Primaria (CAP) para que le hicieran un parte de lesiones, los policías le comunicaron al actor que sería muy complicado encontrar a su agresor si no estaba fichado, a pesar de contar con imágenes grabadas por la misma víctima donde se le puede reconocer perfectamente. «Tienes una gran sensación de impunidad. Sientes que no eres nadie y que a nadie le importa que te rompan la cara. Acabas incluso culpabilizándote y pensando que quizás tendrías que haber bajado la cabeza y marcharte», asegura Alonso, que considera que se tienen que mejorar los protocolos y el curso de estas denuncias para evitar que acaben en nada y que solo sirvan para engordar estadísticas.

Se da la circunstancia que esta no es la primera agresión de este tipo que sufre el actor. Ahora hace diez años ya fue víctima de unos hechos similares. «Como puede ser que esto continúe pasando? Hemos avanzado en cuanto al discurso y a las leyes, pero esto no se acaba de materializar. Todo el mundo está de acuerdo con el discurso, pero como puede ser que después nadie se moje?», reflexiona.

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