Con la polémica por la utilización privada del Park Güell de fondo, esta mañana las organizaciones Arran y Endavant han hecho una acción de protesta contra la masificación turística en Barcelona. Dos personas se han colgado del balcón del hotel Antiga Casa Buenavista en la Ronda Sant Antoni. Bajo el lema de “No vivimos del turismo, el turismo vive de nosotros”, las dos personas colgadas y la decena que personas que los acompañaban, han denunciado que Barcelona ha llegado «a su límite en la subordinación a la industria turística que está suponiendo la expulsión tanto material como simbólica de los vecinos de la ciudad».
Una ciudad «doblada» a los intereses turísticos
Los activistas defienden que el actual modelo de la marca Barcelona, defendido claramente por el Ayuntamiento, implica un modelo «insostenible que gentrifica, precaritza y destruye el territorio». A la vez, sitúan una crítica a las implicaciones que tiene este modelo en el uso social del catalán. Plantean que la ciudad vive «doblada a los intereses de la industria turística y que esto comporta una expulsión de los vecinos y una privatización del espacio en que la ciudad y su gente son una mercancía más para el consumo de los turistas».
La acción, que ha transcurrido durante una hora, es el inicio de una campaña que pretende hacer un llamamiento a los movimientos sociales y al tejido vecinal, así como al resto de la población a «batallar Barcelona para recuperarla para sus clases populares».
En este sentido, las protestas contra el desfile de Louis Vuitton en el Park Güell que ayer acabaron con cargas y detenciones son, para estas organizaciones políticas, «una muestra clara del conflicto existente entre quien se beneficia de este modelo y una mayoría de la población que se ve perjudicada». En la línea de lo que protagonizaron ayer las vecinas del Carmel o que están haciendo la plataforma vecinal contra la Copa América plantean la urgencia de asumir «una batalla por la ciudad que se resuelva en favor de quien vive y no de quien especula».