Vecinos y entidades sociales han denunciado el “bloqueo sistemático” que sufren los proyectos de pacificación de entornos escolares y de nuevos carriles bici en los presupuestos participativos del Ayuntamiento de Barcelona. En un comunicado conjunto, entidades como la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB), Revolta Escolar, Eixample Respira o el BACC han anunciado que han llevado a la Sindicatura de Greuges de Barcelona el veto constante del consistorio a las propuestas ciudadanas.

“Cualquier propuesta que plantee un cambio significativo en el espacio público —especialmente en materia de movilidad sostenible o pacificación de entornos escolares— es bloqueada con excusas técnicas o reducida hasta perder su sentido original” alertan. El gobierno de Jaume Collboni ha rebajado de 253 a 237 el número de proyectos que se podrán votar la semana que viene en el marco de los presupuestos participativos. La ampliación del eje verde de la calle Girona o la pacificación de los chaflanes del Eixample han sido algunas de las propuestas que se han quedado por el camino.

Los presupuestos participativos, una “fachada”

Las entidades critican que el Ayuntamiento de Barcelona ha convertido los presupuestos participativos en una “pura fachada de participación, donde solo prosperan aquellas iniciativas que encajan en la estrategia del gobierno municipal” y acusan a Collboni de excluir a la ciudadanía de las “fases reales” de decisión. “Después del fracaso en la implementación de proyectos ganadores de la edición anterior, el Ayuntamiento ha reaccionado blindando la normativa: prohibiendo propuestas sobre nuevos carriles bici y restringiendo actuaciones sobre la red básica viaria”, lamentan.

Recreació de la futura superilla als entorns del carrer Girona / ACN
Recreación de la futura superilla en los alrededores de la calle Girona / ACN

Las restricciones impuestas por el consistorio han hecho que muchos proyectos fueran descartados en la fase inicial de evaluación técnica, negando así cualquier “posibilidad real” de debate o adaptación para cumplir con los requerimientos de los técnicos. “Los pocos proyectos que han superado este primer filtro, se han topado ahora con unas fases de concreción técnica absolutamente unilaterales, donde los promotores ciudadanos han sido relegados a espectadores pasivos ante la reinterpretación o mutilación de sus propuestas”.

El caso de los entornos escolares y los carriles bici

Entidades como Revolta Escolar llevan dos años criticando la nula voluntad del PSC de trazar un plan de mandato para continuar con las pacificaciones de entornos escolares iniciadas por los Comuns. Hace meses ya alertaron que una setentena de escuelas de Barcelona reclaman actuaciones “urgentes” para mejorar la seguridad en los entornos de los centros y lamentaron que la única opción que les han dejado es recurrir a los presupuestos participativos. “Lejos de priorizar estas necesidades, el Ayuntamiento ha abocado a las escuelas a competir entre ellas por unos recursos claramente insuficientes, frustrando sistemáticamente las demandas de pacificación real de los entornos educativos”. Los carriles bici corren una suerte similar y, según las entidades, el Ayuntamiento también “relega” buena parte de los nuevos proyectos al ámbito de los presupuestos participativos y rebaja “la ambición”. A diferencia de los planes que se diseñan en los despachos del consistorio, las propuestas que llegan a la fase final de los presupuestos participativos están limitados por restricciones tanto de alcance como de gasto.

Imagen de archivo de un carril bici de Barcelona / Jordi Play

Por todo esto, consideran que los presupuestos participativos son una “oportunidad perdida” para “empoderar a la ciudadanía” y fortalecer la democracia local. “Los presupuestos participativos deberían ser una herramienta para empoderar a la ciudadanía, no una simple coartada para redistribuir mínimamente el presupuesto entre equipamientos municipales bajo el control de la administración”, critican. Las entidades advierten que el consistorio “desincentiva la participación” y reduce uno “de los pocos canales de participación ciudadana real”.

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