Vecinos y comerciantes de la ronda de Sant Antoni han iniciado una campaña contra los partidos de fútbol que se juegan casi diariamente en el tramo pacificado de la arteria de madrugada, ha explicado una residente, que lleva años viviendo en esta calle, al TOT Barcelona. El conflicto se da principalmente en el tramo entre Villarroel y Casanova.
✔️Venta ilegal de pescado en Ronda Sant Antoni.
— Culebras (@avivirqueson4) July 8, 2025
✔️Jugando al balón hasta altas horas de la madrugada, sin respeto ni convivencia.
el Ayuntamiento, mirando para otro lado
¿A esto le llamáis pacificación?
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1 de la madrugada.. https://t.co/IMpjDNoZsW pic.twitter.com/3V2uia6gJL
Por el momento, estas personas han colgado una cincuentena de carteles -en catalán y castellano- en comercios, portales y otros puntos de la ronda y piden «jugar siempre con respeto» y que los partidos no se alarguen más allá de las 22.00 horas para garantizar el descanso vecinal. «Hay algunos que duran hasta la 01.00 o las 02.00 de la madrugada». También exigen que se evite dar golpes con el balón a la gente, usar los comercios como porterías y encestar balones en los balcones.

Recogida de firmas
Además, el viernes por la tarde (entre las 18.00 y las 19.00 horas), vecinos y comerciantes iniciarán una recogida de firmas frente al bar Bracafé, en la ronda de Sant Antoni, 52. En días posteriores, en el establecimiento, también se podrá firmar. Precisamente, en este local se quejan de las muchas pelotazos que reciben a lo largo de todo el día, sobre todo en la terraza.

Los vecinos ya han presentado quejas al consistorio y la Guardia Urbana hace acto de presencia. Pero ante una respuesta que es poco efectiva y el hecho de que el problema persiste, han decidido subir el tono. «Es un problema de incivismo y educación», dice una vecina.
Un proyecto polémico
Las obras de pacificación de la ronda de Sant Antoni terminaron el 31 de mayo. El proyecto, impulsado el mandato pasado por el gobierno de Ada Colau, con la mayoría del pleno en contra, se ha ejecutado en medio de una fuerte división vecinal y política y después de que el alcalde Jaume Collboni incumpliera la promesa electoral de detener la reforma.