Las jugadoras de un equipo de fútbol calientan antes de jugar un partido del torneo Jocs Taronja, que se celebra en València. Algunos de los dorsales que lucen son el 10, 5, 6, 8, 11, 4, 3 y 18, pero más que los dorsales, lo más destacable de sus camisetas es un mensaje que pone de manifiesto el tipo de sociedad y de deporte que quieren: Stop LGTBI-fobia. Ellas pertenecen a la sección de fútbol femenino de la asociación deportiva LGTBI de Barcelona, Panteres Grogues, y desde el primer minuto del partido dejan claro que este es un espacio que no entiende de discriminaciones de género ni de orientación sexual.
Este torneo se celebra unos días antes de que arranque un evento de Panteres Grogues clave para todas las mujeres que aman el deporte: el Donasport. Tal como explica al
«Hemos superado el número de mujeres, pero todavía no somos suficientes»
Su objetivo, tal como indica Fluixa, es conseguir que más mujeres sepan que en esta asociación pueden hacer deporte lejos de los falsos estereotipos de género y, en consecuencia, se animen a hacer más deporte. “La primera edición del Donasport se hizo hace 12 años, cuando las mujeres no representábamos ni el 20% de todas las personas asociadas. Ahora se supera aquel porcentaje, pero todavía no somos suficientes”, dice Fluixa dejando a entrever que queda mucho para lograr una igualdad real.

Al volver al torneo Jocs Taronja, es inevitable no pensar que, probablemente, desde los bloques de pisos que hacen de telón de fondo del campo de fútbol se desconoce la importancia de este encuentro, que ofrece un espacio seguro para jugar a fútbol. Así lo vive una de las coordinadoras de la sección femenina de fútbol de Panteres Grogues, Marta Cañizares, que señala al
Un espacio seguro como este se caracteriza, entre otros aspectos, porque no se viven discriminaciones. Fuera de sus fronteras, personalmente, Cañizares no las ha vivido, a pesar de que reconoce que sí que la ha esquivado en ciertos entornos laborales, donde en vez de referirse a su “novia”, ha optado para decir “pareja”. La razón? Antes de mostrarse cómo es, ha preferido detectar si los entornos laborales también eran seguros.
Por su parte, Fluixa sí que conoce a mujeres que han pasado por este calvario. “Hay gente a la cual le han dicho
Un espacio donde los estereotipos están «mucho desconstruïts»
En este sentido, también tiene mucho que decir Emma Ros, de 47 años y de la sección de pádel de Panteres Grogues. Insiste al

Al volver a estar entre las mujeres de este equipo de fútbol, se denota que Panteres Grogues no es solo un lugar inclusivo para las diferentes orientaciones sexuales del colectivo LGTBI, también porque hay cabida para personas de diferentes niveles deportivos, diferentes habilidades físicas, diferentes poderes adquisitivos y diferentes edades. Esto lo confirma el caso de Ros, que reconoce que se asoció cuando, con 40 años, pasaba una época difícil. “Hacía dos años que me había quedado viuda, y quería estar en un entorno LGTBI saludable y diurno”.
Lo consiguió, de la misma que consiguió escribir un nuevo capítulo de su vida en el cual nadie se dirigía a ella como la regidora que estaba en su pueblo, Montgat (El Maresme), ni como mujer viuda, solo como una persona que quería pasar un buen rato haciendo deporte. En su caso, logró lo mismo que ya ha manifestado Cañizares: “Pude ser yo misma”.
Una oportunidad para devolver al deporte
A Fluixa la asociación le dio con 25 años la oportunidad de volver a hacer deporte después de muchos años sin encontrar un lugar donde practicarlo. “En mi pueblo, Amposta, no había equipos femeninos de baloncesto ni fútbol y decidí dedicarme a estudiar”. En este sentido, añade que son unas cuántas las mujeres que entran en la asociación para volver a practicar deportes que, anteriormente, se vieron obligadas a dejar. “Por ejemplo, para mujeres de más de 30 años es difícil encontrar equipos deportivos amateurs”, recalca con un tono de voz que denota la importancia de que en este lugar no importa quién eres ni de dónde vienes, solo que disfrutes con el deporte.
Estas sensaciones se perciben durante el último partido del torneo de València en el cual la sección femenina de fútbol disputa con otro equipo la cuarta posición. Van perdiendo y el contrincante tiene un nivel bastante más alto. Poco antes de que llegue el final se produce un detalle que demuestra que más que ganar, al final, a todas les importa más pasárselo bien. Cuando Rafa, una persona no binaria, marca uno de los pocos goles que suma el equipo de Panteres Grogues, sus jugadoras corren hacia
