Minutos antes de las ocho de la mañana, el Park Güell es pura calma. Vecinos paseando al perro, corredores y padres llevando a los niños al colegio recorren este pulmón verde barcelonés antes de que las procesiones de turistas se apropien de él a partir de las diez. Entre los parroquianos del recinto modernista proyectado por Antoni Gaudí, sin embargo, hay dos parejas que no encajan con ninguno de estos perfiles de usuario. Son asiáticos, no hablan catalán ni castellano -apenas se defienden en inglés- y van equipados con una cámara. Sin hacer mucho ruido, estos intrusos suben la escalinata principal, fotografiando cada detalle a su paso e incluso animándose a hacerse un selfie desde el punto más elevado. Son unos privilegiados, el parque a esas horas está vacío de turistas y ni siquiera están colocadas las cintas que delimitan el sentido de subida y el de bajada. La misma imagen será imposible de repetir solo unas horas después, cuando apenas puedes acercarte al icónico dragón gaudiniano y menos hacerte una foto sin que salga nadie más que tú en el encuadre.
Esta escena es solo un ejemplo de la situación que se encuentran una y otra vez los vecinos del entorno del Park Güell a primera hora de la mañana, a pesar de que entonces el acceso a las instalaciones está teóricamente reservado a los barceloneses. ¿Cómo es posible que entren turistas en esta franja horaria? La respuesta es que lo hacen de manera legal, gracias a una laguna en la normativa que permite que cualquier ciudadano pueda obtener una acreditación válida para pasar los puntos de control. El TOT Barcelona ha podido comprobar cómo diversos blogs y webs ofrecen a extranjeros la posibilidad de entrar gratuitamente al recinto modernista a primera hora de la mañana a través del programa Gaudir Més, que facilita el acceso a los vecinos de manera gratuita. En concreto, se trata principalmente de páginas en coreano, donde se explica paso a paso cómo conseguir el código necesario para poder visitar el parque entre las siete y media y las nueve y media, cuando el acceso está reservado al vecindario. Esto explica por qué desde hace más de un año se pueden ver estos pequeños grupos de turistas asiáticos fotografiándose con el dragón o paseando por la plaza de la Natura sin colas ni aglomeraciones de ningún tipo.

El objetivo del Gaudir Més, instaurado en 2020, era hacer más accesibles las instalaciones a los barceloneses, quienes podían beneficiarse de este programa bajo registro. Sin embargo, la medida vino acompañada de la ampliación de la zona restringida a la totalidad del recinto, colocando puntos de control en cada una de las entradas y salidas. En principio, el sistema solo permite que tanto turistas europeos como de otras partes del mundo puedan entrar gratis al Park Güell si lo solicitan con antelación. Ahora bien, el vecindario ha detectado en estos horarios blindados a la ciudadanía la presencia de grupos más o menos organizados a los que se les ha facilitado esta acreditación, a pesar de no ser solicitantes ni titulares, a cambio de una retribución económica. La autorización fraudulenta estaría a cargo de un turoperador que estaría aprovechándose de esta laguna jurídica para permitir el acceso de los visitantes sin tener que hacer los complicados trámites burocráticos y sin tener que solicitarlo con previsión. Este extremo lo confirman también desde el equipo que controla el acceso al espacio, que fue alertado de esta situación hace unos meses por una guía acreditada.
El vecindario lleva tiempo alertando de esta situación a través de quejas formales y denuncias. El Ayuntamiento de Barcelona, por tanto, es consciente de este mal uso del programa. De hecho, Barcelona Serveis Municipals -organismo que gestiona el parque- ha admitido este uso sospechoso del Gaudir Més. «Les informamos que hemos detectado esta práctica y estamos trabajando para regularla tan pronto como sea posible», responden cada uno de los correos que llegan con quejas. Fuentes municipales consultadas por este medio aseguran que «se trata de casos muy puntuales» y que «siempre que se han detectado posibles usos inadecuados se ha actuado verificando la documentación correspondiente».
Hace meses que en horario exclusivo de acceso vecinal entran turistas al #parkgüell. ¿Cómo lo hacen? A través del Gaudir+ que no pone distinción al origen de la identidad digital. ¿Qué ha hecho hasta ahora @bcn_ajuntament? Contestar “estamos trabajando en ello”. ¿Qué ha hecho BSM? Nada pic.twitter.com/vrLsWr53aA
— Recuperem Park Güell (@RecupParkGuell) May 14, 2025
Blogs que explican cómo conseguir el Gaudir Més paso a paso
«La entrada al Park Guell cuesta 10 euros [la página no está actualizada, ahora vale 18] para los adultos. No es un precio barato en ningún caso. Afortunadamente, si te registras como miembro de Gaudir Més con antelación, puedes conseguir una entrada gratuita cada día». Esta es la traducción al catalán de la entrada de un blog coreano encontrado con el buscador Naver, una especie de Google muy utilizado en el país asiático. En esta publicación se explica paso a paso cómo acceder sin pagar al recinto modernista a través del mencionado programa municipal. Se incluyen una sesentena de capturas de pantalla con los pasos detallados que se deben seguir para poder darse de alta y obtener el correspondiente código que te permite entrar a las instalaciones no solo sin colas, sino durante el horario reservado para los barceloneses. «Cuando busqué por internet, encontré muchas publicaciones que decían que habían tenido dificultades porque no habían recibido el texto de autenticación […] Sin embargo, logré completarlo y apuntarme al Gaudir Més en solo dos horas», se señala en la entrada, que acumula una veintena de comentarios y comparticiones.
En otro blog, también en coreano, se especifica que este programa permite saltarse la restricción de entrada para turistas hasta a partir de las nueve y media. «Hay varias maneras de conseguir entrada gratuita al Park Güell. El Gaudir Més es una manera de visitar el Park Güell a primera hora de la mañana para ver las zonas turísticas de pago», reza la página, que incluye varias fotografías de las entradas del recinto donde están los controles de acceso. A través de una de estas webs es como el Hu Yan y su pareja se enteraron de la existencia de esta acreditación, que este martes mostraban en la entrada del recinto. Estos turistas coreanos no han organizado su viaje con ningún turoperador ni agencia, lo han gestionado de manera independiente y sin tener que pagar para que alguien les facilitara el Gaudir Més. «Nos encanta Gaudí. Queríamos ver la Sagrada Familia, pero no tenemos tiempo. Hoy es nuestro último día y ya lo tenemos todo reservado», explican al TOT.

La seguridad del parque no tiene margen de maniobra
El personal que guarda el acceso al parque se encuentra prácticamente cada día con turistas con una acreditación válida que utilizan para entrar en el horario reservado a la ciudadanía. Normalmente, son parejas, pero en algunos casos también se han visto grupos más grandes. Los vigilantes recuerdan especialmente el caso de un fotógrafo catalán que entró con una decena de británicos -todos con su código- a los que retrató en la escalinata principal. Ante esta situación, los trabajadores no tienen mucho margen de maniobra, ya que no pueden pedir la documentación a los visitantes para comprobar que los datos son correctos. Los tienen que dejar pasar, aunque se avisa al punto de control central para que quede constancia.
La Aidà Almirall, miembro de la plataforma Recuperem el Park Güell, también corroboró este aumento. Desde la plataforma avisan que, si corre la voz entre los turistas, las franjas horarias reservadas para vecinos también podrían masificarse. «En un inicio eran grupos pequeños, de dos o tres personas, pero hace semanas que también entran grupos más grandes que van acompañados de una guía. Esto nos genera más dudas, porque al Park Güell solo pueden entrar guías autorizados, y en ningún caso durante el horario de exclusividad vecinal», resalta. El TOT Barcelona también ha hablado con la Agnès Rodríguez, que trabaja de guía turística en Barcelona. Admite que el personal del parque «no tiene potestad» para impedir el paso si el Gaudir Més «está bien hecho», pero advierte que «se está haciendo un uso fraudulento». «Fui un día y pregunté a 7 u 8 parejas de coreanas cómo habían entrado y me confirmaron que se lo habían gestionado a través de un blog en Corea», explica la guía, crítica con la situación. La normativa europea, remarca, no permite facilitar el acceso gratuito solo al ciudadano de Barcelona sino que también debes incluir a toda la Unión Europea. «Pero si estuviera bien hecho un coreano no debería poder entrar en horario de vecinos», afirma.

Zonas “impracticables” a partir de las diez de la mañana
A medida que se acercan las nueve de la mañana, los pequeños grupúsculos de turistas se diluyen y las familias del Escola Baldiri i Reixac se apoderan del recinto. Una niña esquiva en bicicleta las columnas que sostienen la plaza de la Natura bajo la atenta mirada de sus padres. Suena de fondo Bon dia de Els Pets y los niños van entrando en procesión al centro educativo ubicado en el mismo parque. Afuera, algunos padres llevan a los hijos en coche hasta la puerta de las instalaciones mientras otros llegan en la línea de bus 116, que tiene parada a escasos metros. El Park Güell es entonces un oasis que durará solo unos minutos.
Las plataformas vecinales insisten en que la regulación de zonas horarias es la única vía real para ganar la partida al turista. «Los niños han normalizado que los entornos escolares estén masificados, tienen el ‘no photo please’ siempre en la boca», lamenta la Aidà Almirall. Los afectados no solo se quejan de la masificación sino también de cómo están repartidos los turistas. A pesar de que la extensión del parque supera las 17 hectáreas, la mayoría de los visitantes se concentran en zonas de paso vecinal. «En el parque hay tres parques infantiles que no están tan invadidos por los turistas y eso nos salva un poco. Ahora bien, buena parte de los niños que van a la escuela tienen que cruzar por la banda del dragón en un momento u otro, y este está impracticable», detalla. Ejemplos que usan los vecinos para denunciar la «incoherencia» que supone subir el precio de la entrada -ahora de 18 euros- y al mismo tiempo no atacar determinados vacíos legales que complican el día a día de los residentes. Una contradicción que les genera la sensación «de que el turista siempre es la prioridad».