Sant Andreu respira un ambiente festivo desde el pasado domingo al atardecer. El equipo de fútbol ha subido a la cuarta categoría estatal después de un partido épico a Salamanca y, una semana más tarde, la gente todavía se pasea con la cuatribarrada, la histórica camiseta del equipo del barrio. En la Farmacia Guinart saben de la importancia de esta pequeña gesta para un barrio que todavía se siente pueblo y desde la semana pasada también lucen una bandera con el escudo del club dentro del establecimiento. Son la cuarta generación de andreuenses que regentan este negocio y su vínculo con el barrio es máximo.
La Guinart mantiene la misma fachada modernista que había en 1966, cuando el farmacéutico Anselm Guinart compra, recién graduado, la antigua farmacia de Don Marcia Bardia. Todo esto, tan solo un año antes de que Sant Andreu perdiera su autonomía como pueblo. Actualmente, los hermanos Lluís Anselm y Margarita continúan el legado de su tatarabuelo y cuentan con la ayuda de cuatro profesionales más, entre los cuales hay uno de los hijos, que, por cierto, se desplazó hasta Salamanca para vivir la final por el ascenso.

La historia de Sant Andreu, en tres farmacias
La Guinart, la más antigua de Sant Andreu, no es la única farmacia que mantiene un vínculo estrecho con el barrio. De hecho, en solo 350 metros de la calle Gran de Sant Andreu, hay tres que son centenarias. Justo delante el histórico bar Versalles se ubica la farmacia de la familia Franquesa, que este septiembre hará ciento años que se mudó a Sant Andreu. Las similitudes entre la Franquesa y la Guinart saltan a la vista. En ambos casos, los farmacéuticos que empezaron la saga se instalan a Sant Andreu por amor y, en ambos casos también, el negocio está actualmente en manos de dos hermanos.
En Jordi Franquesa, heredero de una de ellas, habla con orgullo de su abuelo, quien vendió el negocio que tenía en la calle de Girona para comprar el nuevo local de Sant Andreu. La Farmacia Franquesa mantiene los primeros muebles y una caja registradora de hace prácticamente doscientos años. «El antiguo farmacéutico del local no entendía por qué mi abuelo no le pedía quedarse con la caja registradora. Cuando llevó la que tenía a su establecimiento del Eixample, que era muy glamurosa, todo el mundo lo entendió», recuerda Jordi al TOT Barcelona poco antes de mostrarla, intacta, al azulejo del local.

Los dos negocios vivieron, a escasos metros el uno del otro, los peores momentos de la guerra civil y todavía guardan recuerdos imborrables. Por ejemplo, el de la noche del 25 de enero de 1939: la madre de los Franquesa hizó cerrar la farmacia una hora antes de la cuenta después de oír un tiroteo. Al día siguiente, recuerda la familia, encontraron el impacto de una bala «en el lugar donde habitualmente sentaba la abuela». El hijo, y padre de los actuales propietarios, Pere Franquesa, cogió el relevo en 1930 y encomendó a los de casa la pasión por una farmacia que ha evolucionado con el tiempo. «Cuando entré, hace 25 años, creé una fragancia propia», recuerda Jordi, que ahora elabora más de 7 kilos anuales de cremas. Cómo es habitual en prácticamente todos los pequeños negocios, el único requisito que le puso el padre fue «que no costara mucho dinero».
La otra farmacia centenaria es la Clapés, muy cerca de la plaza de la Pomera desde el 1863. De hecho, esta farmacia ha presenciado de cerca uno de los accidentes más desgraciados de Sant Andreu. Hace 60 años, las obras del túnel del L1 del metro provocaron grietas en las casas de esta plaza, derrumbando finalmente grande parte de las viviendas. La fundó Gaspar Viñas, que era mucho más que un farmacéutico para el barrio. Se involucró en el tejido obrero andreuense, siendo presidente de «Els Catalanistes» y llegando a ser regidor. El nombre de Clapés, eso sí, no viene de esta época, sino de la posterior. El año 1949, con la muerte de Viñas, el negocio quedó en manos de su yerno, Jaume Clapés, sobrino del padre Clapés, mítico párroco de Sant Andreu por su activismo contrario a la anexión a Barcelona, y uno de los primeros que estudió la historia del pueblo. Actualmente, una plaza recuerda su legado.

«Nos hemos tenido siempre los unos a los otros»
Con los años han ido creciendo las farmacias por todo Sant Andreu, pero ninguno puede ilustrar tan bien la historia del núcleo antiguo del barrio como estas tres. «Hay tantas porque antes no había normativas, se podían crear tantas farmacias como querías», recuerda Jordi Franquesa. En todo caso, mantiene que este hecho nunca ha sido un problema, sino todo lo contrario. «Hay buena relación con todas las del barrio y obviamente también con las centenarias. Nos hemos tenido los unos a los otros siempre que hemos necesitado ayuda», apunta satisfecho el farmacéutico.