El rastro de la Guerra Civil todavía es muy presente en la Barcelona actual. Vestigios bastante conocidos como los restos de metralla de la plaza de Sant Felip Neri o la red de refugios antiaéreos que vertebran buena parte del subsuelo de la capital catalana son secuelas de un conflicto que supuso un punto y aparte en la vida de muchas familias de la capital catalana.
En el caso del barrio del Poblo-sec, uno de los momentos más recordados por el impacto que supuso en la época y las consecuencias devastadoras que tuvo en la zona fue el 16 de marzo del 1937, cuando la ciudad sufrió el primer bombardeo aéreo de la guerra, dejando seis muertos y unos cuarenta heridos. La aviación italiana enviada por Benito Mussolini arrasó varios puntos de la capital catalana entre los cuales este barrio barcelonés, donde había muchas fábricas, hecho que lo convertía en un objetivo militar estratégico para las tropas fascistas.
Un lugar parado en el tiempo
Más allá de las imágenes aéreas, una de las instantáneas más recordadas del bombardeo en el Poblo-sec muestra a dos supervivientes en la puerta de una casa con todo de runas a sus pies. La impactante captura es obra del fotógrafo Antoni Campañà y ha sido recientemente recuperada para la ocasión por el usuario Catalunya Color, un perfil que se dedica a poner color a fotografías antiguas en blanco y negro de todo el territorio catalán. En concreto, la imagen muestra dos de las inquilinas del número 74 de la calle de la Creu dels Molers que se miran el panorama después de la caída de las bombas, que destruyeron la finca que hasta entonces se ubicaba en el número 70, tal como precisa el guía turístico especializado en la Guerra Civil, Nick Lloyd.
— Nick Lloyd (@Civil_War_Spain) June 14, 2024
 
Se da la circunstancia que este mismo lugar retratado ahora hace casi nueve décadas todavía está de pie en la actualidad. De hecho, la fisonomía exterior del edificio y su característica fachada están prácticamente igual que en 1937. La puerta madera y vidrio se ha cambiado por una metálica con persiana, pero la disposición de la ventana que queda en uno de los laterales y el relieve que la resigue no se ha modificado desde entonces, quedando como uno de los pocos testigos supervivientes de aquel primer bombardeo que sufrió la ciudad.

