El barrio de Sarriá ha dejado de ser un barrio puramente residencial. Más de una treintena de entidades dan vida a una zona que a menudo lucha contra el estigma que hay de la parte alta de Barcelona. Del barrio salen muchas voces que defienden el tejido asociativo de Sarriá, que hace tiempo que pide al Ayuntamiento que les habilite un local donde poder desarrollar sus actividades. Todo ello ha convertido la gran mayoría de grupos en entidades nómadas que pasean de escuela en escuela o aprovechan la solidaridad otros centros culturales.
Sin duda, una situación anómala que convierte la subsistencia de las entidades en una prioridad diaria. De hecho, hay algunas que ya han dejado de existir, justamente por las dificultades de vivir sin local. Es el caso de la Colla de Bastoners el Bastón de Sarriá, por la cual han pasado unas cincuenta personas durante prácticamente una década. «Pasamos por muchos espacios, pero siempre nos echaban. Somos un grupo que hacemos ruido, va intrínseco en nuestra actividad», rememora una de las fundadoras, Laia Calderón, que lamenta que «ninguna solución del Ayuntamiento» se adecue a sus necesidades.
Laia explica que los espacios ofrecidos por la administración nunca conciliaban bien con los horarios de un grupo que todo son voluntarios. En los últimos diez años, el Ayuntamiento les ha propuesto exiliarse en otros barrios, como Vallvidrera, un aspecto en cierto punto ridículo tratándose de una colla de Sarriá. «El Ayuntamiento nunca responde a una demanda histórica, que tiene veinte años de duración. Con la excusa de que no hay espacios, hacen ofertas que no son realistas«, critica la vecina de Sarriá, que no ve posible el retorno de los bastoneros. «En cierto punto, son etapas que pasan, y claro, también estamos desanimados», comenta la bastonera.
Entidades en situación límite
En una situación similar, aunque menos límite, se encuentran los Castellers de Sarrià. Hasta ahora ensayaban los miércoles en el vestíbulo del Centro Cultural de Sarriá –un espacio pequeño y poco práctico– y los viernes al gimnasio de la escuela Frederic Mistral. Una situación límite que incluso puede parecer buena teniendo en cuenta que el centro educativo empieza ahora un largo calendario de obras que les deja ahora huérfanos de espacio hasta el verano.
«¡Es un problema importante!», alertan diferentes voces de la colla, que mantienen a la vez que las soluciones a corto plazo no son muy alentadoras. «Tenemos buena relación con las otras colles de la ciudad, que nos dejan su local, pero somos muchos y es difícil desplazarnos a otros barrios. Ensayamos tarde y quizás la gente que tiene niños se lo pensará dos veces si tenemos que ir muy lejos», explica al TOT Barcelona la presidenta de la colla, Bibi Solanas, que recuerda la dificultad de mantener vínculos sociales y lograr hitos castelleros con esta situación.

«Todos estamos casi igual»: se añade a la conversación Montse Andreu, miembro de los Tabalers de Sarrià, entidad que tampoco tiene local propio donde ensayar. «Te tienes que buscar la vida y dependes un poco de la buena voluntad de los otros. Somos una entidad que hacemos ruido cuando ensayamos y siempre tienes el miedo de qué pasará si alguún vecino se queja», explica Montse, como si hubiera oído la entrevista de la bastonera Laia Calderón. Así las cosas, los tabalers también lamentan, como ya lo hacían los castellers, la dificultad de arraigarse al barrio en estas condiciones.
Tal es la situación que el número de entidades que forman parte de la plataforma Construims La Sarrianenca, que lucha para conseguir un buen local, ya supera de largo la veintena. Solanas, que además de presidenta de los castellers también es tesorera de la Mesa de Entidades, apunta que la idea es compartir este hipotético espacio el día que llegue, si es que llega. «Es una manera de alimentarnos entre nosotros, de hacer más piña entre las mismas entidades. Todas tenemos las mismas dificultades y luchamos por objetivos bastante comunes», explica la castellera. Solanas asegura que la historia les avala porque las entidades han conseguido reavivar Sarriá, que progresivamente ha dejado de ser un barrio dormitorio. «Estamos consiguiendo que el barrio vuelva a vivir. Hace dos o tres años nadie iba a los correfocs o las fiestas castelleras, pero ahora llenamos la plaza», se reafirma.
El primer intento, fallido
El enero de 2022, el entonces regidor del distrito, Albert Batlle, se comprometió a encontrar un espacio para las entidades en el periodo de seis meses. Pero año y medio después de que venciera el plazo, la situación continúa siendo la misma a pesar de algún intento aislado de poner remedio. Según apunta Solanas, poco antes de acabar el mandato pasado, el Ayuntamiento encontró un espacio en la calle Isaac Albanes, cerca de la ronda de Dalt, para alojar gran parte de las entidades. A pesar de todo, cuando los vecinos ya tocaban con los dedos el nuevo local, el consistorio decidió tapiarlo a causa de su mal estado. «No era bastante grande y no nos habría servido para levantar castelleros, pero sí que habríamos podido acoger otras entidades. Una lástima, porque era un primer paso», lamenta Solanas.
La pelota, pues, vuelve a estar en el tejado del distrito, ahora dirigido por la socialista Maria Eugènia Gay. A pesar de que hay entidades bastante escépticas, las más optimistas se cogen al compromiso que han mostrado desde distrito para reunirse con ellas en los próximos días. Es más, la petición de los vecinos ha llegado incluso al alcalde de la ciudad. Solanas recuerda que explicó la situación a Jaume Collboni cuando subió a recoger el cartel de la Mercè 2023 –que el alcalde entrega a todas las colles barcelonesas durante la jornada castellera de la Mercè. «Cuando tengamos local ya lo colgaremos, le dije», recuerda meses después. «No somos ni el barrio del Poblenou ni el Poble-sec, que tienen grandes naves y fábricas; aquí no hay tantos espacios, pero los hay», mantiene Solanas, que asegura tener alguno ya fichado.

El Ayuntamiento está trabajando para conseguir un nuevo local
Fuentes del Ayuntamiento consultadas por este diario defienden que las entidades «tienen cedido como Mesa de Entidades un espacio en la calle Canet», pero admiten que «el distrito ha estado valorando y estudiante otras ubicaciones que hasta ahora no se han podido materializar«. Los responsables políticos de Sarrià-Sant Gervasi mantienen que «continúan trabajando para buscar soluciones» en una situación que hace años que está enquistada. «Actualmente, se está colaborando con la colla castellera para ayudarla a encontrar un espacio donde ensayar», puntualizan desde el consistorio, conscientes de la situación límite que tienen algunas entidades de Sarriá.