El sector del taxi ha vuelto a ocupar la Gran Via esta mañana. Esta vez, pero, el motivo de la marcha lenta no tiene nada que ver con el modelo de negocio de los VTC ni con pedir mejoras laborales para el sector, sino que su objetivo es condenar la agresión que puso fin en la vida de un compañero. El autor fue un motorista con quien había tenido una discusión de tráfico.
A las 10 horas, los taxistas ya han ocupado el tramo de la Gran Via que se encuentra entre el Passeig de Gràcia y la calle de Bailèn. A diferencia otras movilizaciones, hoy no hay gritos ni se sienten consignas reivindicativas, sino que, en parte, reina el silencio. El ruido más destacable es el que proviene de los vehículos que circulan por las calles perpendiculares a esta arteria de Barcelona. Lo que es todavía más destacable, pero, son los carteles que hay en los parabrisas de todos los taxis. «Justicia para Carlos», se lee. Varios conductores también atan un lazo negro en los coches como señal de luto.
Un homenaje
Para uno de los taxistas participantes, David Miró, la protesta es un homenaje a Carlos. «Nos sabe mal lo que ha pasado», lamenta al TOT Barcelona y, al mismo tiempo, dice que espera que la protesta sea muy multitudinaria. Una buena parte de las compañías que operan en Barcelona han decidido no aceptar ninguna reserva entre las 10 y las 12 horas. Incluso, asegura, han venido taxistas de Sitges. También reconoce que esta tragedia recuerda un hecho que el sector denuncia desde hace tiempo: los conductores están expuestos a situaciones de inseguridad. «Es por eso que hace mucho que pedimos que nos pongan cámaras en el coche», recuerda.
Por su parte, otros dos taxistas que participan en la movilización, también dicen al TOT que trabajan con falta de seguridad, ya que desconocen cuáles son las intenciones de los pasajeros que llevan de un lugar al otro. «Lo mejor sería tener una cámara», insiste uno de ellos. «El 112 tendría que funcionar mejor. A veces les trucas y ni te contestan», añade el otro. «Nos exponemos a situaciones peligrosas tanto de día como de noche», vuelve a recalcar el primero. Más allá de los hechos que agravian las situaciones o sensaciones de inseguridad, esperan que esta tragedia, al menos, suponga un toque de alerta a las administraciones. «Esperamos que sirva porque nos escuchen más, pero sabemos cómo son las administraciones…», sentencian.
