Este miércoles, el barrio de Sants ha recibido la noticia de que el Forn Esplugues, una panadería con 126 años de historia, cierra por jubilación. Lo ha anunciado este miércoles su propietario, que se jubila y no hay ningún familiar que quiera tomar el relevo. Jordi Suñé, según ha informado Betevé, ha anunciado, para sorpresa de los clientes y de los trabajadores, que este miércoles es su último día y que ha traspasado el negocio a un «panadero de renombre».
Suñé lo ha comunicado a la clientela a través de un cartel que ha colgado en el mostrador: «Me ha llegado la hora de la jubilación, y como no habrá continuidad familiar en el negocio, lo he traspasado a un panadero de renombre», comienza diciendo el comunicado. «Quiero agradecerles, en mi nombre y el de mi familia, los 126 años que han estado a nuestro lado. Ha sido un placer, adiós», ha añadido para despedirse de la que hasta hoy ha sido su clientela.
El cierre del negocio y su traspaso a Miga Suave, una empresa artesanal con sede en Mataró, implicará que el Forn pierda su identidad. La nueva propiedad, según han explicado los trabajadores, planea hacer reformas en el local, tanto en el obrador como en la tienda. Por esta razón, el establecimiento ya estará cerrado a partir de este mismo jueves.
Goteo de cierres de negocios históricos en Barcelona
El cierre del Forn Esplugues no es anecdótico en la ciudad de Barcelona, donde en los últimos meses han cerrado otros establecimientos históricos. Sin ir más lejos, la semana pasada la papelería Conesa de la calle de Petritxol bajó la persiana, también por jubilación de su propietario, tras estar 75 años en esta icónica calle de la capital catalana. Por la falta de relevo generacional y los cambios en el sector, también ha cerrado recientemente la perfumería Regia del paseo de Gracia, un negocio con casi 100 años de historia que comenzó su trayectoria en la calle Casp.



