Situación rocambolesca la que se ha vivido hoy en el juzgado penal 28 de Barcelona. Se ha tenido que suspender un juicio porque no funcionaba la videoconferencia en la cual tenía que declarar el acusado. El juicio correspondía a la acusación hacia un vigilante del metro de Barcelona que, supuestamente, produjo lesiones a un joven en la estación de la L4 de Joanic, en el distrito de Gracia.
El acusado no se ha presentado al juicio alegando que sufría una lumbalgia y tenía que declarar a través de una videoconferencia. Los problemas tecnológicos han aparecido y la imagen de esta videoconferencia no funcionaba, hecho por el cual el tribunal ha preguntado al acusado si quería seguir el juicio, como suele pasar cuando se hace una declaración de forma presencial, o prefería no hacerlo.
El hombre ha seguido el juicio a través de una llamada entre su móvil particular y el teléfono fijo de la sala, un hecho por el cual la abogada de la acusación se ha preguntado si la defensa podría utilizar estos problemas tecnológicos para pedir la nulidad del juicio. El abogado de la defensa no ha querido utilizar sus argumentos para defender a su cliente, una circunstancia que ha hecho que el juez suspendiera el juicio y lo aplazara hasta el próximo 20 de febrero.
Un juicio con muchas vueltas
La Fiscalía pedía al acusado una pena de nueve meses de prisión por, presuntamente, haber causado lesiones a un joven que se coló en el metro porque no pudo validar el billete de transporte que previamente había adquirido. Después de estos hechos fue cuando entró a escena el vigilante que, supuestamente, realizó «un placaje o llave que tiró al suelo el joven y poniéndose encima de él» para tratar de inmovilizarlo.
La acusación particular la ejerce Irídia, que pide hasta tres años y medio de prisión y reprocha la «brutalidad y agresividad desmedida» que, supuestamente, ejerció el vigilante.
