El pasado jueves 17 de julio el Puerto y el Ayuntamiento de Barcelona acordaron reducir de siete a cinco las terminales de cruceros -para cumplir la promesa hecha a ERC y los Comunes para poder aprobar las ordenanzas fiscales-, un acuerdo que es ‘pan para hoy, hambre para mañana’ para la plataforma Stop Creuers, que denuncia que esta reducción de terminales no supondrá que se reduzca el número de cruceristas en la ciudad y seguirá suponiendo un impacto económico y ecológico negativo para la ciudad de Barcelona. «Una vez más, el Ayuntamiento de Barcelona asume una propuesta de los movimientos sociales y presenta una medida que se sitúa a años vista y que diluye totalmente la reivindicación original, con el objetivo de desactivar la lucha y hacer ver que se encarga de resolver los problemas que ocasiona la industria de cruceros en la ciudad», denuncia la plataforma en un comunicado. Stop Creuers, además, denuncia que el acuerdo firmado se basa en la propuesta presentada por la entidad en abril de 2024 en la cual se pedía el cierre a coste cero de tres terminales y la parada de la construcción de la terminal G.
Según la plataforma, el Puerto y el Ayuntamiento «han diseñado una medida que presentan como reducción o limitación de este sector en Barcelona» pero que según denuncian, en realidad, «consolida la insoportable explotación de la ciudad en cuanto al turismo en general y al de cruceros en particular. Un acuerdo que solo responde a los intereses del lobby de cruceros y del mismo puerto, y que se enmarca dentro de la forma de gobernar del gobierno Collboni a golpe de titulares y con medidas que, quizás, podrían empezar a tener un mínimo efecto más allá de su mandato actual, como ha hecho con la supuesta eliminación de los pisos turísticos en el año 2028.» Además, critican que «el espacio liberado por la demolición de las tres antiguas terminales quedará engullido por la futura terminal C y los servicios asociados, de manera que no se podrá aprovechar para el disfrute público de la ciudadanía y continuará al servicio de la industria de cruceros.»

El Gobierno de las superestructuras
Desde Stop Creuers aseguran que la eliminación de estas terminales y la sustitución por una «megaterminal» es una decisión negativa, ya que se priorizarían los cruceros de puerto base -con inicio y final en Barcelona-, un hecho que han calificado de «una obsesión del gobierno Collboni». La entidad critica que esta decisión implica una cantidad de agravios sociales y ambientales, ya que este tipo de cruceros implican una mayor cantidad de pernoctaciones y de vuelos, lo que supone tensar aún más el mercado de la vivienda y la emisión de gases de efecto invernadero y más contaminación, además de un alto consumo de recursos básicos como energía y agua y la cantidad de residuos a gestionar y tratar generados de estos cruceros, pernoctaciones y vuelos.
De hecho, la plataforma denuncia que existe un «estrecho vínculo entre la ampliación del aeropuerto del Prat propuesta por el presidente Illa hace unas semanas y el acuerdo para aumentar los cruceros de puerto base entre el Ayuntamiento y el Puerto de Barcelona». «La propuesta de ampliación del aeropuerto responde en gran parte a la voluntad de potenciar la industria turística y permitir la llegada de más cruceristas internacionales gracias al incremento constante de los vuelos intercontinentales», sentencian desde Stop Creuers.