El Plan ‘Endreça’, la primera gran medida del ejecutivo socialista de Jaume Collboni, continúa levantando voces a favor y contra en Barcelona. Desde el consistorio mantienen que el plan busca «mejorar la seguridad y la limpieza» en la ciudad, pero de desde la oposición más bien lo ven como una «operación de publicidad» del nuevo gobierno. A estos reproches se une ahora la voz del Sindicato Mantero de Barcelona, que ha iniciado una campaña en las redes sociales para denunciar que el ‘Pla Endreça’ solo sirve por «esconder bajo la alfombra las verdades que incomodan».
El sindicato ha colgado un vídeo compartido con las entidades End Fosil, el Sindicato de Inquilinos y la Plataforma Juvenil en defensa de la Renta Básica Universal que sirve para señalar los principales problemas que, según estas entidades, hay en la ciudad. Entre algunos de los datos expuestos, los colectivos apuntan que la pobreza bordea el 25% de la población, que Barcelona acoge seis turistas por habitante y que solo el 30% de la población habla en catalán. El vídeo ironiza con el lema «vayamos por trabajo» -que utiliza el Ayuntamiento para difundir el Plan Endreça– y pide que se prioricen medidas que fomenten el catalán «en la escuela, en el trabajo y en la ciudad» o que rebajen la «masificación turística y la gentrificación».
Los manteros reivindican que también son «ciudadanos»
En declaraciones al TOT Barcelona, el Sindicato Mantero argumenta que la campaña se ha gestado a partir del rechazo que los generan algunas acciones que promueve el nuevo gobierno. Aseguran que en anteriores mandatos había habido una interacción «poco fluida, pero mínima» con el Ayuntamiento, pero que desde que lo dirige el PSC «no ha habido ninguna interacción». Los manteros exponen que el consistorio «no ha impulsado ningún programa social» desde que los socialistas cogieron el timón de Sant Jaume y acusan Collboni de querer «limpiar» la ciudad. «Solo nos queda la calle y nos echan», lamentan voces del sindicato, que reivindican al TOT que ellos también son «ciudadanos de Barcelona».
Las quejas del Sindicato Mantero vienen del verano. En aquella ocasión, el colectivo ya criticó que la Guardia Urbana aumentara el acoso a la venta ambulante a unos niveles que no se veían desde antes de la pandemia. Los manteros hablan de «persecución» y «de humillación» y se preguntan por qué el ejecutivo llega a estos extremos si se define como «progresista». El Ayuntamiento negó inicialmente que hubiera ningún cambio respecto a los manteros, pero ha acabado admitiendo –lo hizo Albert Batlle en una rueda de prensa el septiembre pasado– que el número de objetos «requisados» ha aumentado. Sea como fuere, el teniente de seguridad ya ha dejado clara cual es la política de intervención del Ayuntamiento: «En Barcelona no volamos esta actividad. Nadie se puede jubilar de vendedor ambulante. Es un comercio ilegal que favorece la explotación de personas», considera Batlle.