El Grabador Inglés, especializado en la confección de sellos, placas y letreros; abrió las puertas el 1932 en el número 2 de la ronda de la Universitat. Todas las décadas que el comercio ha pasado en esta arteria del corazón de Barcelona le ha hecho acumular diferentes anécdotas que, en muchos casos, hablan de una ciudad que difícilmente volverá. Tal como explica Rafael Rodés al TOT Barcelona, la tercera generación que está al frente del negocio, cuando su abuelo lo puso en marcha, paralelamente, abrió un bar al lado que acabó teniendo una vida corta. “Cuando llegó la guerra civil, los soldados venían al bar y se marchaban sin pagar. Al acabar la guerra, decidió que la mejor opción era cerrarlo y convertirlo en el almacén de la tienda”, recuerda.
Rodés comparte este recuerdo desde el nuevo local donde el comercio vivirá su segunda vida. Hace más de un mes se vio obligado a dejar el local de la ronda de la Universitat, que se encuentra en los bajos de una finca donde hay un hotel, porque la propiedad tiene nuevos planes para este. “La cuestión no es que nos quisiera subir el alquiler. La propiedad tiene otro proyecto, pero no sabemos cuál es”, asegura Rodés desde el número 600 de la Gran Via de les Corts Catalanes, que abrirá las puertas el próximo 28 de agosto.
Pérdida de comercios históricos
Entre estanterías acabadas de montar, tablas de madera y herramientas que anuncian que el nuevo establecimiento está todavía en proceso de construcción, el padre de Rodés, quien también se llama Rafel Rodés y tiene 83 años, lamenta al TOT que el cierre de la antigua tienda ha dejado casi huérfano la ronda de la Universitat. Ya solo queda un negocio histórico: el frankfurt Alt Heilderberg, del 1934, y por tanto, el segundo más antiguo de la calle después del Grabador Inglés. Sobre esta realidad se pronunció hace unas semanas a través de Twitter la plataforma de vecinos y comerciantes SOS ronda Universitat. “Otro local emblemático que deja la Ronda: El Grabador Inglés, fundado el 1932. Continúa la transformación del centro de la ciudad en un «Guiripark». Queremos una ciudad para los vecinos”, avisó.

La situación descrita por SOS ronda Universidad es fácilmente palpable al recorrer esta calle de extremo a extremo y ver como todos los establecimientos que hay actualmente pertenecen a cadenas que suelen encontrarse en los epicentros turísticos de la ciudad. Algunas de ellas son Bacoa Burger, 365, Taco Bell, El Fornet, Healthy Poket, Tiger, Foster’s Hollywood y La Tagliatella, que además de ofrecer opciones de comida rápida, recuerdan las dificultades que los comercios tradicionales tienen para subsistir en Barcelona. Rodés tiene claro que su futuro es negro. «Casi todos desaparecerán. Costará encontrar, por ejemplo, bares auténticos. Los que quedarán serán imitaciones de los tradicionales, pero nunca serán el mismo», lamenta.
El secreto del Grabador Inglés para resistir no ha sido contar con un local de propiedad, como es el caso otros negocios de toda la vida que también aguantan en Barcelona. Rodés dice que la clave ha sido comercializar productos que las grandes superficies no pueden ofrecer. “La gente ahora compra más en grandes superficies, pero Amazon no puede confeccionar sellos, placas o carteles personalizados para empresas o particulares como hacemos nosotros”, recalca satisfecho por el trabajo hecho todos estos años. Paralelamente, destaca que les ha ayudado tener la capacidad de adaptarse a los tiempos actuales. En estos momentos confeccionan, por ejemplo, sellos para establecimientos de restauración que los estampan en empanadas o en el pan de hamburguesas. Esto no es todo. Sin la amplia trayectoria con la cual cuentan, muchas de sus victorias no habrían estado posibles. «Somos una empresa conocida, una referencia, y hay gente que viene a comprarnos expresamente a nosotros», insiste.
Tiempos mejores
Antes de los tiempos actuales, pero, hubo otros tiempos todavía mejores. Rodés afirma que en los orígenes del negocio trabajaban hasta 12 personas y que más tarde, en los años cuarenta y cincuenta, venían con autocar riadas de personas desde diferentes pueblos de Catalunya. «Se montaba una cola muy larga en la puerta, ya que en aquellos tiempos solo había dos negocios en Barcelona que nos dedicábamos a la confección de placas y sellos», subraya.

La positiva trayectoria del negocio se podría haber pronosticado, sin querer, desde el principio de todo, ya que el significado del nombre El Grabador Inglés responde a una manera de hacer que acostumbra a dar buenos resultados. «Mi abuelo escogió este nombre comercial porque los grabados ingleses tenían muy buena calidad. Es el mismo que hizo El Corte Inglés, haciendo referencia a los trajes que tenían mucho de prestigio», detalla con la esperanza que la buena suerte continúe impregnando El Grabador Inglés.