Xavi Prize no lo tuvo fácil para conseguir que el bar Prize se quedara en el barrio de Sant Antoni. Vivió unos meses de angustia porque la propiedad de la finca donde se encuentra su local lo quería desahuciar. Tal como aseguró el pasado mes de diciembre al TOT, según la propiedad, el motivo era que no había pagado el alquiler durante los meses más duros de la pandemia. Pero desde su punto de vista, había algo más. «Quieren reformar la finca para hacer más viviendas de los que hay ahora. Es pura especulación inmobiliaria», dijo entonces. El pasado mes de marzo se supo que había llegado a un acuerdo con la propiedad que permitió salvar el establecimiento.
Ya hace 30 años que abrió las puertas, y ahora Xavi se prepara para que el emblemático bar viva una segunda vida. Tal como explica al TOT, en primer lugar toca bajar las persianas del local durante ocho meses para hacer obras. Es parte del acuerdo al cual llegó con la propiedad y de una reforma que se hará en todo el edificio. El más importante, pero, es que después de este proceso lo Prize volverá a ser el mismo. «Se respetará el espacio Prize», asegura.
Continuar haciendo el que siempre se ha hecho al Prize
Una de las ventajas de la reforma es que insonorizará el establecimiento, lo cual animará Xavi a continuar haciendo lo que siempre se ha hecho en el Prize: ofrecer un espacio a los amantes de la música, la poesía o las performances para que puedan compartir sus creaciones sin importar la experiencia que tienen. Esta nueva etapa también será una época en la cual quiere trabajar tranquilo y disfrutar del trabajo. «Me gustaría llenar este tiempo de paz y dejar atrás los meses de incertidumbre», señala.
Durante los aproximadamente 8 meses de reforma, Xavi aprovechará para organizar conciertos en el espacio vecinal de Calabria 66. Más tarde, intensificará su papel en las fiestas de verano de Sant Antoni. «Este año podré organizar más conciertos porque me podré dedicar más tiempo», dice.
En cuanto a la victoria que supone conservar el negocio en el cual ha trabajado tantos años, reconoce que todavía la vive con incredulidad. «No me esperaba ganar de este modo, con tan poco tiempo y manteniendo el local». Reconoce que no habría podido llegar hasta aquí si no hubiera estado por la ayuda del Ayuntamiento, el Sindicat de Llogaters y los 800 vecinos que le han apoyado todo este tiempo. «Juntos hemos conseguido alargar la vida del bar. Me han hecho un contrato de 10 años», celebra.
El hecho que esta victoria sea una victoria compartida se materializa en las felicitaciones que le hacen muchos vecinos por la calle. En este sentido, dice que del mismo modo que el vecindario organizó protestas ante la amenaza de cierre, cuando arrancó el actual tiempo de paz lo siguieron acompañando. «Quiero agradecer a toda la gente que ha estado allí. Sin los vecinos, los medios de comunicación y toda la gente que ha invertido un rato en mí, no lo habría conseguido», sentencia Xavi, preparado para que el Prize vuelva a brillar como lo hizo en sus mejores tiempos.
