Sarrià se despierta con algunos nombres de calles cambiados

La calle del Riu d’Or de Sarrià es ahora la calle Calor sense refugi climàtic. La calle de Bonaplata, Bonaplata a l’engròs, o la calle de Jaume Piquet, que ahora es la calle de Jaume Corpboni. O la plaza del Consell de la Vila, convertida en la plaza del Consell de la Vila on es destrueix el patrimonio (en esta plaza está la sede del distrito de Sarrià). Son algunos ejemplos de las acciones que han llevado a cabo activistas de la plataforma Salvem Can Raventós, que con la ayuda del vecindario han modificado los letreros de algunas calles de Sarrià para «denunciar la inacción del equipo de Gobierno con la salvaguardia del jardí de Can Raventós», han explicado en un comunicado. La plataforma quiere denunciar públicamente «la parálisis que mantienen la empresa Corpe Edificaciones (Corp) y el equipo de gobierno actual de la ciudad donde se encuentran las negociaciones de la permuta urbanística que podría salvaguardar la masía y el jardí de Can Raventós».

Lucha para preservar Can Raventós

A estas alturas, la plataforma Defendemos Can Raventós lucha para evitar la construcción de 53 pisos de lujo a la finca de Bonaplata 44, y que se conserve el espacio como zona verde y refugio climático por el barrio. En este sentido, reclaman en el gobierno de Jaume Collboni que retome las negociaciones por una permuta total con la promotora Corp.

En el comunicado, la plataforma recuerda que la ciudad se encuentra «en situación de emergencia climática, en necesidad extrema de pervivencia del patrimonio y de la memoria del barrio», razón por la cual «hacen falta espacios de relación, de encuentro, refugios exteriores e interiores». Y Can Raventós, por situación, dimensiones y características, «es un espacio óptimo, no lo podemos perder como bien común», alerta la plataforma.

La plataforma Can Raventós reclama que tanto el edificio de Can Raventós como la totalidad del jardín tengan un uso público. En cuanto a los usos de la edificación, proponen que podría alojar las entidades del barrio que no tienen lugar como las de cultura popular o los jóvenes, combinado con un centro de día por gente mayor, «usos muy compatibles y complementarios de los cuales Sarriá tiene un déficit total». En todo caso, dejan claro que «a Sarrià no le hacen falta más pisos de lujo que expulsan a los vecinos del barrio».