El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado la activación de la fase de emergencia del Protocolo por sequía de la ciudad. La crisis hídrica, agraviada por la emergencia a la cuenca Ter-Llobregat, ha forzado al consistorio –al mismo ritmo que la Generalitat– a poner en marcha nuevas medidas de ahorro y restricciones para el uso de agua a los servicios municipales. Justo es decir que, de acuerdo con el decreto activado por el Govern, no se prevén afectaciones al abastecimiento de agua potable para los ciudadanos, en cuanto que el consumo diario mediano en la ciudad se mantuvo durante el 2023 en unos 172 litros por habitante, según el consistorio –alrededor de 30 litros por debajo del nuevo límite por ciudadano, establecido en 200–. Justo es decir que los servicios municipales acumulan un 5% del consumo total de agua en la ciudad, mientras que el 26% proviene del sector privado y cerca del 70% corresponde a la actividad domiciliaria.
La estrategia del consistorio se distribuye en varias áreas, si bien se concentra especialmente en las actividades públicas más intensivas en el uso de agua, como por ejemplo el riego del arbolado viario y el resto de flora municipal; la limpieza o las actividades a instalaciones deportivas del Ayuntamiento. Si bien el gobierno local ya había optado por el riego con agua freática antes de la aplicación de las medidas de emergencia, en lo sucesivo tendrá que ir al por menor con la dedicación de recursos hídricos. Según han confirmado en un comunicado, se establecerá «una priorización para garantizar salvar parte del arbolado que a la vez ejerce una función medioambiental y de salud», en cuestiones como la lucha contra la contaminación o las altas temperaturas. Por ejemplo, se dará un orden más elevado al arbolado viario en vías emblemáticas, las calles con espacios verdes o los árboles en parques históricos, como por ejemplo los jardines del Teatre Grec, el Laberint d’Horta o el parc de la Trinitat.

Nueva red de limpieza
Durante la situación de emergencia, los servicios de limpieza municipales de Barcelona mantendrán el uso exclusivo de agua freática no potable. Para garantizar el servicio a los vehículos específicos, el consistorio activará una red de 28 camiones nodriza que llevarán el agua freática en las calles de la ciudad, organizados en tres turnos de trabajo. También serán la fuente del agua no potable dedicada al riego de parques y jardines. Por otro lado, se cortará el suministro a lagos artificiales, fuentes ornamentales y otros elementos estéticos en la ciudad, con la excepción de los refugios animales para especies en peligro de extinción o dedicados a la recuperación de la fauna local.
Duchas, a la baja
A consecuencia de la crisis hídrica que sufre el país, las instalaciones deportivas municipales, según ha comunicado el Ayuntamiento, se ajustarán al paquete de medidas recomendado por la Agència Catalana de l’Aigua. Así, se reducirá un 25% el servicio de duchas en los equipamientos, y se limitará el uso por parte de los equipos federados a los partidos –excluyendo los entrenamientos–. También se recortará en el filtraje del agua de las piscinas o el riego de los campos deportivos con agua freática «hasta el mínimo imprescindible». Más allá de los recortes, el gobierno local pondrá en marcha varias campañas de concienciación de cara a los ciudadanos, tanto en cuanto al uso del agua al domicilio como las instalaciones públicas. Las principales recomendaciones contemplan duchas más cortas, cierre de grifos o cargar completamente lavadoras y lavaplatos antes de usarlos, entre otros.