Una parte del legado tóxico de la antigua fábrica de ascensores Cardellach ya es historia. Los trabajos para retirar el techo de amianto de las viejas instalaciones de Sant Antoni -que ocupa buena parte del interior de manzana delimitado entre las calles de Casanova, Villarroel y Sepúlveda y la Gran Vía de les Corts Catalanes- comenzaron el pasado 1 de julio y han permitido eliminar un tercio de esta cubierta de cerca de 2.000 metros cuadrados. Cabe recordar que la sustitución de esta uralita está motivada en gran parte por dos expedientes de disciplina urbanística incoados por el consistorio por falta de mantenimiento.
Los operarios de la empresa Esquerdes SL comenzaron la sustitución del techo que hoy en día alberga un aparcamiento de Garages, Representaciones, Accesorios y Talleres, S.A (GRATSA) por la parte más próxima a la Gran Vía. Rociaron las placas de fibrocemento con una sustancia para evitar posible dispersión de fibras y, enfundados en escafandras reglamentarias, las fueron retirando una a una. Las obras culminaron el pasado 19 de julio y las planchas de uralita se almacenaron en el interior de las instalaciones durante unos días antes de ser transportadas a un vertedero específico. En su lugar, se colocó un techo de color rojizo libre de amianto, como se acostumbra a hacer en estos casos.

Tras los incidentes vividos hace casi seis años con la cubierta del antiguo cine Urgell y teniendo muy presentes los casos más recientes de la antigua redacción de El Periódico y de la pared gigante de amianto de la Verneda i la Pau, diversas entidades como la Asociación de Vecinos de Sant Antoni, Fem Sant Antoni o la misma Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) han seguido con especial atención el desarrollo de los trabajos. La compañía responsable tanto del derribo del techo como de su reconstrucción figuraba en el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto, un trámite que permite llevar a cabo trabajos con amianto en todo el Estado, pero que a menudo no es garantía de una buena praxis.
Sin embargo, en este caso concreto, las voces consultadas indican que la retirada se ha hecho siguiendo todas las medidas de seguridad necesarias tanto para los trabajadores como para los vecinos del entorno, a menudo los grandes olvidados, pero también víctimas potenciales de la dispersión de fibras en caso de hacerse erróneamente la sustitución. Solo ha causado un cierto malestar entre el vecindario que se haya elegido la temporada de verano para llevar a cabo la actuación, ya que esto forzaba a los inquilinos a tener las ventanas cerradas entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde por precaución.

Sin fecha concreta para los dos tercios restantes
En cuanto a las otras dos terceras partes del techo, pertenecen a otra parcela que forma parte del mismo aparcamiento y propietario, pero que requiere tanto un segundo plan de trabajo independiente como otra licencia de obras. Tal como ya informó TOT Barcelona el pasado mes de febrero, el permiso municipal para sustituir el tramo restante de cubierta se denegó inicialmente por un defecto de forma y aún está en trámite de subsanarse antes de poder conseguir la luz verde. Por ahora, no hay una fecha concreta para la retirada de la uralita sobreviviente. Esta segunda fase de los trabajos tiene una problemática añadida en el hecho de que parte del techo se extiende sobre una gasolinera integrada dentro del mismo aparcamiento donde durante buena parte de la jornada hay un operario trabajando. Si no hay cambios de última hora, la previsión es que, mientras se alarguen las obras en la cubierta, se mantenga operativo tanto el aparcamiento como la gasolinera de GRATSA.
