El mes de noviembre ha empezado con la borrasca Ciaran dejando fuertes rachas de viento en la ciudad de Barcelona y más de una veintena de árboles caídos, el más grave en la escuela 30 Passos de la Sagrera. Con el cambio de mes también ha bajado el termómetro, que apenas llega a los 22 grados estos días. Un cambio que acerca Barcelona al invierno después de un otoño más cálido del normal. De hecho, el octubre de 2023 es el segundo más cálido de la serie climática 1914-2023, según los informes del Observatorio Fabra.
El Observatorio destaca, del mes pasado, la «preocupante alta temperatura y la poca lluvia». Si hace un año la anomalía climática fue de +3,6 grados, esta vez ha sido de +3,1. «Está claro que algo no funciona como es debido en la dinámica atmosférica y el mal ya viene de tiempo atrás», reflexionan desde el observatorio climático. Los 27,8 grados del día 8 es la temperatura más alta registrada en el Tibidabo este octubre, que ha vivido un clima más propicio «de un mes de junio cálido». Es más, los meteorólogos apuntan que el octubre ha acumulado hasta 15 días con una temperatura máxima superior a los 25 grados. Barcelona cierra así un mes marcado por las constantes subidas y bajadas de temperatura. Por cierto, ahora que tanto se habla del viento, el golpe más fuerte registrado en el Observatorio el mes pasado es de 65 km/h el día 26.

La lluvia, «como una cirugía estética» que no resuelve nada
La lluvia ha vuelto a brillar por su ausencia. Eso sí, del día 15 al 24 llovió todos los días. «Ni mucho menos», puntualizan desde el Observatorio, lo hizo de la manera que haría falta para apaciguar la situación de sequía que rodea Barcelona y toda Cataluña. Las cantidades registradas «siempre son exiguas» y el día que más llueve es el 16, con 15,5 mm de agua acumulada. «Esta lluvia es un tipo de cirugía estética ambulatoria que nada resuelve en una patología de grave sequía de más de dos años», destacan los meteorólogos del recinto del Tibidabo.
