La Llave fue un restaurante emblemático que funcionó durante más 40 años en el Eixample. Estaba en la calle de Consell de Cent, 388, en la actual superilla. Ofrecía cocina de mercado y platos de la zona de la Alcarria. El establecimiento bajó la persiana por los efectos de la pandemia y la imposibilidad de renovar el alquiler. Era 2021.
Tres años después, en el local de La Llave se ha instalado una panadería histórica de la ciudad, la firma Boldú, que tiene su origen en 1939, cuando un campesino de Lleida, Josep Boldú, se instaló en el barrio de Gràcia y, después de trabajar de ayudante de panadero, abrió su propio comercio.
16 tiendas en la capital catalana
85 años después, Boldú cuenta con 16 tiendas en la capital catalana, la última de las cuales ha abierto en Consell de Cent con Bailèn. En estas décadas, el negocio ha cambiado totalmente y ahora Boldú ofrece todo tipo de dulces. La nueva store, además, funciona como espacio de degustación. Tal y como se puede ver en el video que la firma ha colgado en su perfil de Instagram, el local dispone de terraza y el interior es amplio, con grandes ventanales y con muy poca decoración.
Según explicó el Ayuntamiento, a finales de agosto, se concedió una licencia de obras en este emplazamiento de la ciudad para llevar a cabo el derribo de techos, pavimentos, revestimientos, instalaciones y limpieza de mobiliario y elementos sin uso. El local cuenta con licencia de actividad desde el año 1994 y no se ha pedido ningún cambio de uso. Desde principios de 2023, el distrito del Eixample dispone de un nuevo plan de usos que limita la apertura de más locales de restauración, entre otros negocios. A Boldú no lo ha afectado porque el espacio ya contaba con una licencia vigente.
Una bodega en el sótano del restaurante
Al frente del restaurante La Llave estaba el restaurador Álvaro Igualador. El titular del negocio se despidió en septiembre de 2021 de su clientela con un mensaje en Instagram. “Han sido 41 años de satisfacciones, de conocer personas maravillosas y de vivir experiencias excepcionales. Gracias a todos por vuestra amistad, amor, generosidad y empatía”, escribió.
Entre la clientela de La Llave, que destacaba por la bodega guardada bajo que tenía en el sótano, había la redacción de
