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Las exigencias de Europa obligan a Barcelona a arriesgar con la recogida selectiva

Los municipios europeos tienen el reto de plantarse en 2025 con una tasa de recogida selectiva del 55%. Es un reto ambicioso, sobre todo teniendo en cuenta que solo Milan, Bruselas y algunas localidades del norte ya han logrado estas cifras. La tasa de recogida selectiva en Barcelona es del 41,6%, según datos de la Agencia de Residuos de Cataluña. El gobierno municipal reconoce, en el informe del Estado de la Ciudad presentado a finales de octubre, que está «muy por debajo aún del objetivo que marca la directiva del Consejo Europeo» para de aquí a dos años. Qué pasa si no se acaba llegando a la cifra indicada es una incógnita, hoy por hoy. Hay la posibilidad de que Europa active una prórroga, pero nadie descarta que aparezcan multas como pasa en el caso de los gases contaminantes.

El 41,6% del 2023 mejora un punto porcentual el año anterior y supone la mejor cifra histórica de la ciudad. Pero ciertamente, la cobra general demuestra que la recogida selectiva se ha estancado los últimos años en Barcelona. El crecimiento más pronunciado se vivió a inicios de siglo, con la llegada de las primeras políticas de reciclaje en 2000. En aquella época el porcentaje no superaba el 13%, pero el incremento de medidas consigue situarlo en el 38,95% (+26%) en solo diez años. Desde entonces, el dato se han estancado, siempre por encima del 35% pero solo superando el 40 el año pasado. De hecho, la curva inicia un descenso el 2010 y toca fondo el 2016, con solo el 35,9%.

Evolución de la recogida selectiva y las fracciones de residuos (T/Año) / Font y gráfico: Agencia de Residuos de Cataluña

Los expertos condicionan el estancamiento a la ausencia de medidas nuevas que permitan hacer el salto de calidad definitivo. Alícia Puig, asesora de un proyecto europeo sobre reciclaje, recuerda en conversación con el TOT Barcelona que los gobiernos en Barcelona «no han impulsado grandes medidas» de ámbito general desde el 2009, cuando se incorporaron contenedores para la orgánica. En este momento, la ciudad tiene tres sistemas de recogida principales: los contenedores clásicos, la recogida neumática y el puerta a puerta, este último solo en Sarrià y en una zona exigua de Sant Andreu. La experta, que asesora decenas de municipios europeos, avisa que «una vez haces el reciclaje en cinco fracciones» el sistema de recogida puerta a puerta es «el único que puedes implementar para hacer un salto exponencial».

Los expertos remarcan que hacen falta sistemas más ambiciosos que la separación en cinco fracciones | Vicente Zambrano / Ajuntament

El ejemplo de Milán

No será fácil, porque el puerta a puerta ha entrado en el día a día de la política. De hecho, los casos de Sarrià y el núcleo antiguo de Sant Andreu tenían que expandirse al resto del distrito y a barrios como Horta y Sant Antoni, pero el ejecutivo municipal puso el freno por la avalancha de críticas que generó el sistema al barrio andreuense. «El puerta a puerta se ha politizado y ahora está en un callejón sin salida. Muy pocos gobiernos volverán a atreverse, no solo a implementarlo, sino tan solo a estudiar la posibilidad», expone Puig. La especialista cree que el puerta a puerta en Barcelona se ha hecho popular «en un sentido muy negativo» y que los vecinos de la ciudad «quizás pondrían trabas porque han leído en los diarios que es un caos».

Ahora bien, Puig insiste que el puerta a puerta es el único modelo capaz de acercar cualquier ciudad a las exigencias europeas. «Los contenedores inteligentes son mejores que los que hay ahora, pero también hay que tener en cuenta que requieren una inversión más alta. Pero igualmente, las administraciones son conscientes que si vuelen llegar a la directriz europea necesiten implementar el puerta a puerta», insiste. En este sentido, Barcelona haría bien de mirar el ejemplo de Milán. La ciudad italiana sorprende porque, a pesar de tener una demografía muy densa, el 2016 ya había llegado al 55%. «El despliegue se hizo en dos años, despacio, y dicen que con mucha concienciación. El puerta a puerta se aplicó el 2012, con un contenedor en cada bloque», desgrana Puig.

Operarios del puerta a puerta cogen las bolsas de la basura | Ayuntamiento

Las diferencias con Barcelona son notables. En Sant Andreu se aplicó el sistema con pocos meses de margen, cuando menos, esta es la sensación que recibió parte de la ciudadanía. A pesar de todo, las cifras son un éxito y ya superan el 70% de recogida selectiva. Esto no quiere decir que la ciudad tenga que replicar este sistema, ni siquiera que no hagan falta mejoras en Sant Andreu. En este sentido, Puig comenta que hay un «sesgo de clase» en la recogida selectiva: Tiana, Catellbisbal o Sant Just Desvern, algunos de los municipios con puerta a puerta y mejores datos, son localidades «con rentas altas». «Si ha funcionado en Sarrià, por qué no intentarlo en Pedralbes o Sant Gervasi, que tienen muchas similitudes. No hace falta tampoco aplicarlo en toda la ciudad. Seguramente, con solo que sea el sistema de seis o siete barrios ya sería suficiente para llegar a las exigencias de Europa», comenta la experta.

El Ayuntamiento «estudia» sistemas nuevos

Uno de los problemas que tiene la recogida selectiva, según la opinión de expertos, es que la ciudadanía no ve qué se hace con los residuos que reciclan. A diferencia de los ejes verdes, los carriles bicis u otras mesuras ecologistas, en que el ciudadano medio puede ver cambios –como por ejemplo una reducción de coches en una calle– el puerta a puerta topa «con las molestias que genera todo cambio de hábito sin que se vea la parte positiva», comenta Puig. A pesar de todo, el Ayuntamiento de Barcelona insiste que «está haciendo un estudio y seguimiento de diferentes opciones que existen para introducir sistemas de individualización de la recogida de residuos». En todo caso, el gobierno rebaja las expectativas y remarca que la ciudad de Barcelona tiene barrios «con diferentes morfologías» y que, por lo tanto, «hace falta que los métodos se adapten en el territorio».

El Ayuntamiento matiza que cuando habla de «sistemas de individualización» de la basura no solo hace referencia al puerta a puerta, sino también a los contenedores inteligentes o los buzones neumáticos, por ejemplo. En todo caso, apunta que se está «recopilando toda la información sobre qué resultados dan los diferentes modelos existentes en otras poblaciones» y que se evaluará «como se puede trasladar a la complejidad y diversidad de la ciudad». «Hay que asegurar que el método que se quiera implementar sea robusto y fiable para aplicarlo a gran escala, atendiendo las características de los barrios y distritos de la ciudad», concluye. El gobierno municipal asegura que habrá «una apuesta por una fiscalidad que acompañe estos procesos», pero no aclara, en todo caso, cuáles son los planes de futuros concretos para llegar al 55%.

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