Una iniciativa del Ayuntamiento ha hecho estallar en Twitter al exregidor del distrito de Ciutat Vella, Jordi Rabassa. Concretamente, ha catalogado a los miembros del ejecutivo del alcalde Jaume Collboni de «Racistas» por la manera con la cual se anuncia en las calles de Barcelona una de las medidas del Pla Asea. «Más control y sanciones a la compraventa ambulante no autorizada. Vamos por trabajo. Plan Asea», se lee al anuncio de la iniciativa, que ha publicado el mismo Rabassa en Twitter. Por su parte, el regidor y portavoz de Juntos en Barcelona, Jordi Martí Galbis, se ha pronunciado en la red social sobre esta crítica. «Vuestros socios potenciales, Jaume Collboni y Albert Batlle, os dicen cosas muy graves», ha avisado en una piada.
Tal como se puede leer en una página del Ayuntamiento, el Plan Asea tiene el objetivo de «poner orden al espacio público» y la intención es actuar en varios ámbitos. «El plan incluye intervenciones inmediatas en cuanto a la limpieza, el mantenimiento de mobiliario urbano, las actuaciones de control para la reducción de las conductas incívicas y el acompañamiento a las personas vulnerables. La ciudad es un espacio compartido del cual todos y todas tenemos que tener cura», indica. Algunas de las medidas de control del Pla Asea son lo control de la venta ambulante, de las pintadas a espacios públicos, de los vehículos de movilidad personal y de los clubes de cannabis, entre otros.
Polémica en la calle de Pelai
Las palabras de Rabassa llegan después de que el nuevo ejecutivo eliminara el urbanismo táctico de la calle de Pelai. El pasado lunes arrancaron las obras que han sustituido una franja de la calle destinada a los peatones por plazas de aparcamiento para bicicletas, motocicletas y espacios para la carga y la descarga. En total se han creado 64 plazas de aparcamiento de motocicletas; 72 plazas de aparcamiento de bicicletas y 20 plazas DUM para la carga y la descarga. Esta medida ha generado críticas entre algunas plataformas vecinales, como Eixample Respira, que han dicho que supone un «paso atrás» en la lucha para mejorar la calidad del aire de Barcelona.