Con más de cuatro meses de retraso respecto a los calendarios habituales, el Ayuntamiento de Barcelona ya dispone de presupuesto para el año 2024. Jaume Collboni hace casi 11 meses que gobierna en solitario, con solo 10 regidores, pero ha conseguido sacar adelante las cuentas a través de una cuestión de confianza. Y poco preocupado parece, al menos aparentemente, por no disponer todavía de un pacto de gobierno que dé más estabilidad a la gobernanza de la ciudad. Las cuentas se aprobaron automáticamente el 2 de mayo pasado, después de que el alcalde anunciara en el pleno del 22 de marzo que activaría la cuestión de confianza. En aquel Consejo Plenario, toda la oposición -menos ERC- tumbó el presupuesto, momento en el que se activaron los trámites para disponer de presupuesto por la vía legal. La cuestión de confianza es un mecanismo que permite la ley electoral a gobiernos en minoría para dar luz verde a presupuestos, dando a la oposición un plazo de 30 días naturales para encontrar un candidato alternativo para la alcaldía. Si esto no pasa, como ha sido el caso, las cuentas quedan aprobados automáticamente.
El ejecutivo municipal dispone para este 2024 de un presupuesto de cerca de 3.807 millones, un 5,9% más que el de 2023, lo que supone unos 211,1 millones más. Se trata de las cuentas más altas de todas las aprobadas por el Ayuntamiento desde la llegada de la democracia. ¿Pero, de dónde viene y dónde va el dinero?

Unos 1.143 millones de ingresos en impuestos directos
El consistorio prevé unos ingresos de cerca de 3.807 millones de euros, de los que más de 3.475 son operaciones corrientes, 262,1 millones corresponden a operaciones financieras y 68,8 millones a operaciones de capital. Entre las operaciones corrientes, las partidas más altas son de transferencias corrientes (por ejemplo, de otras administraciones), cerca de 1.781 millones de euros, y de los impuestos directos (como el IBI), alrededor de los 1.143 millones de euros. Según el consistorio, los ingresos corrientes se incrementan en 385,5 millones respecto a 2023 «gracias a la liquidación definitiva de la participación en los ingresos del Estado y el incremento de la recaudación del recargo municipal en el Impuesto de Estancias en Establecimientos Turísticos», lo que es conocido popularmente como tasa turística.

En cuanto a los gastos, de los cerca de 3.807 millones, más de 2.849 millones corresponden a operaciones corrientes. Este concepto, por ejemplo, incluye los gastos de personal (527,5 millones) y los gastos en bienes corrientes y servicios (801,1 millones). Otros gastos son un fondo de contingencia de más de 90,5 millones, operaciones financieras por valor de 89,2 millones de euros y operaciones de capital por unos 777,6 millones, de los que 708,3 millones son inversiones reales.
Los servicios sociales, el ámbito con más gasto
Por ámbitos, la partida más alta de gasto es para servicios sociales y promoción social (438,7 millones), a la que sigue bienestar comunitario (419). Esta partida incluye la limpieza, el cuidado del espacio público, la recogida de basura y el alcantarillado. El resto de políticas que se llevan el gasto son seguridad y movilidad ciudadana (396), servicios de carácter general (273,2), transporte público (183), vivienda y urbanismo (175), cultura (171), educación (169,4), transferencias a otras administraciones (166,1), administración financiera y tributaria (129,1), comercio, turismo y pequeñas y medianas empresas (107,7), medio ambiente (72,6), deuda pública (37,2), órganos de gobierno (31,4), deporte (29,7), salud (26,6) otras actuaciones de carácter económico (22,1), investigación, desarrollo e innovación (1,6) y pensiones (0,2).
En cuanto a las inversiones, suben hasta los 777,6 millones. Si a esta cantidad se añaden las inversiones que se harán a través del conglomerado de empresas de Barcelona de Servicios Municipales (B:SM), el Instituto Municipal de la Vivienda y la Rehabilitación de Barcelona y otras entidades vinculadas al consistorio por valor de 166,4 millones, suben hasta los 904,9 millones.
Las inversiones destacadas
Entre los proyectos que el gobierno de Collboni cita como estratégicos y que se alargan todo el mandato figuran la reforma de la Rambla, con una inversión prevista para este año de ocho millones de euros y 48 hasta el año 2027; la cobertura de la ronda de Dalt, con seis millones por el 2024 y 34 para todo el mandato; la construcción del nuevo mercado de la Abaceria de Gràcia, con 12,9 millones, y el plan de climatización de las escuelas, con una partida de 13,6 millones y 100 por los seis años próximos. Otras inversiones destacadas para este año son 14,4 millones para la mejora de la red de aguas freáticas, 30 millones en alojamientos de emergencia social y otras políticas contra la desigualdad, 30 millones en mejoras del espacio público y 30 millones para el Plan de Barrios, según los datos presupuestarios aprobados en comisión el febrero pasado.

Con la aprobación de este presupuesto, Collboni ha agotado una de las dos veces de las que puede hacer uso de la cuestión de confianza durante el mandato. A las puertas de las elecciones del Parlamento del 12-M, y un año después de las municipales que ganó Xavier Trias, el PSC continúa gobernando en solitario y Collboni marca unas políticas propias, pactando con Xavier Trias algunos de los temas importantes de ciudad del último año, como la revisión de la reserva del 30% de viviendas sociales en las nuevas promociones y en las grandes reformas de edificios, la nueva tasa de terrazas y la modificación del Plan Especial de Alojamientos Turísticos (PEUAT) para abrir nuevos hoteles en el centro.
El pacto de gobierno, pendiente de los resultados del 12-M
Hace unos días, el alcalde posponía hasta el verano la intención inicial de intentar cerrar un acuerdo de gobierno en primavera. El PSC se lo toma con calma y no negociará de nuevo hasta conocer los resultados de las elecciones al Parlamento del domingo y, lo que es más importante, qué acuerdos postelectorales habrá para formar gobierno en la Generalitat. Entre las opciones con los que trabajan los socialistas por un pacto en Barcelona es esperar si Salvador Illa puede ser investido presidente de la Generalitat y ver con qué apoyos cuenta, con la fecha tope del 25 de junio para que se escoja al nuevo presidente, o cerrar un pacto de gobierno con ERC, el único partido que ha votado el presupuesto de los socialistas, con cierta celeridad y coger un poco de aire -por la carga de trabajo- hasta otoño, cuando Collboni tendría que negociar de nuevo los presupuestos. En cualquier caso, ERC y PSC solo sumarían 15 de los 41 regidores y si Collboni quiere un gobierno con mayoría no le quedará más remedio que acabar negociando con los Comunes y Ada Colau, o con Trias, con quien ya tuvo cerrado un principio de acuerdo a finales del 2023.