Nueve Barris es uno de los primeros distritos que empezó a eliminar nombres y elementos fascistas de sus calles. Una iniciativa que empezó durante el primer mandato de Ada Colau y que todavía está en marcha. El Ayuntamiento prevé tener un catálogo con todos los elementos que hay que retirar de la calle de cara en verano del 2024 y, a su vez, el Defensor del Pueblo le insta a «avanzar en la retirada de simbología fascista en la ciudad». Con este contexto sobre la mesa, vecinos próximos a la plaza Virrei Amat se han unido para borrar del mapa un nombre impuesto por la dictadura de Franco después de la guerra. «No somos ni siquiera una plataforma, simplemente un grupo de vecinos con este único objetivo. Se han cambiado nombres impuestos por la dictadura, ajenos en el barrio, que no tienen sentido, pero nos está constando más con Virrei Amat», explica uno de los portavoces, Francesc Quintana. Asociaciones vecinales, la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) o el Archivo Histórico Roquetes-Nou Barris, entre otras entidades, también apoyan a la iniciativa.

El vecindario siente que tiene la «razón» y que está amparado por la «ley de memoria histórica». Ahora bien, la iniciativa no pide cualquier otro nombre, sino recuperar la nomenclatura que tenía la plaza antes de la dictadura: plaza de Joan Salvat-Papasseit. Quintana recuerda que el poeta del siglo XX vivía en la zona y que lo escondieron de las calles «porque era un poeta renovador de las letras catalanas, una persona culta, anarquista, independentista y gitano». «No queremos poner cualquier nombre porque no aceptamos la imposición de una dictadura fascista. Y la mejor manera es recuperar el nombre que había antes del cambio», concluye Quintana en conversación con el TOT Barcelona.

El acutal plaza del Virrei Amat | Jordi Play

La plaza de Joan Salvat-Papasseit, un visto y no visto

La plaza del Virrei Amat es el último gran elemento franquista que hay a Nou Barris. Últimamente, gracias, en parte, al impulso de la Asociación de Vecinos de la Torre Llobeta-Vilapicina, se ha borrado del mapa la avenida de Borbón, rebautizada por la avenida de los Quince. Y las otras calles que tienen nombres estrenados en época franquista no tienen connotación fascista. El historiador y presidente del Archivo Histórico Roquetes Nou Barris, Jordi Sànchez, explica al TOT que Virrei Amat es uno de los nombres que la dictadura cambió el 7 de julio de 1942. «Si miras el nomenclador, se ve claramente como aquel día cambian muchos nombres que había en la república por nombres afines al régimen. Virrei Amat es el único gran nombre de esta hornada que queda a Nou Barris. Hay otras calles, como Vía Júlia, que también cambia en 42, pero Virrei Amat tiene una connotación diferente. Es la última calle con nombre de un general, militar o político falangista que queda del 42″, explica el historiador.

Pero uno de los problemas con que están topando vecinos y entidades es el desconocimiento de la historia. En este sentido, Sànchez, recuerda que el nombre de Joan Salvat-Papasseit «duró muy poco» y, por lo tanto, «no hay prácticamente testigos que lo recuerden y lo puedan explicar». La plaza se crea en 1931, a partir de un cambio de plan urbanístico, pero hasta el 1933 el Ayuntamiento no la bautiza. El nombre antiguo, pues, solo se estuvo nueve años. «Así como el caso de Garcilaso, por ejemplo, sí que se recuerda, sobre todo la gente mayor, que era Estebánez, en el caso de Virrei Amat la gente ya no tiene conciencia del nombre antiguo», detalla el historiador. Al desconocimiento histórico hay que sumar que la composición sociológica del barrio «ha cambiado» y que el relevo generacional hace que el poco bagaje histórico que había se haya perdido.

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Vecinos de Nou Barris paseando por la plaza del Virrei Amat | Jordi Play

El principal escollo para el cambio de nombre

Por otro lado, Quinanta reconoce que Virrei Amat se ha convertido en una zona de ocio y de compras «importante al distrito» y que el nombre «está muy asentado». Además, hay una de las paradas más importantes del L5 del Metro que lleva este nombre. Esta es una carencia que el grupo motor conoce y ya ha puesto remedio. «Haremos actuaciones para agitar la calle, acciones en la calle como por ejemplo recitales de poesía, difusión del caso, otros actos», dice Quintana. La gente, dice el vecino, responde «bastante bien» cuando descubre «la génesis de la iniciativa» «Estamos viendo que la recogida de firmas funciona, por lo tanto, seguramente echaremos por aquí», concluye.

Ahora bien, todavía hay un escollo más grande. Justo detrás de la Ciutadella, entre la ronda del Litoral y la playa de la Barceloneta, no hay ninguna plaza, pero sí un paseo de Salvat-Papasseit. Con la iglesia que hemos topado. «En la ponencia nomenclátor no son muy favorables al cambio porque ya hay un nombre así en Barcelona», lamenta Quintana, que ya ha tenido reuniones con la comisión que determina los nombres de las calles barcelonesas. Ahora bien, insiste que la ley de memoria democrática amparo su decisión y recuerda que la ley tiene «un rango superior» a lo que diga la ponencia nomenclátor. Además, la iniciativa vecinal defensa que «hay muchos nombres repetidos» en Barcelona, como por ejemplo pasaje quinta / calle quintana o villa de Madrid / avenida de Madrid. «Es lógico no repetir para repetir, pero en este caso estamos hablando de recuperar la memoria histórica y, por lo tanto, estaría justificado. Puede haber una avenida y una plaza», argumenta Quintana, que además recuerda que la calle «está tocando el mar» y el actual Virrey Amat «casi a los pies de la montaña».

El grupo motor de esta iniciativa, que por ahora es solo un grupo de WhatsApp que batalla por el cambio de nombre, quiere salvar los obstáculos «haciendo difusión a los medios, recogiendo firmas y acudiendo a estamentos institucionales». Es más, Quintana asegura que ya se ha reunido con algunos consejeros del distrito, con «transparencia y un objetivo claro», y que irán «hasta el final». Por ahora, el único objetivo sobre la mesa es el cambio de nombre de la plaza, pero quién sabe si más tarde se atreverán con el metro. En este sentido, Quintana lo tiene claro. Mejor ir paso a paso: «Cuando consigamos el cambio, que lo conseguiremos, el nombre de Virrei Amat como estación de metro no tendrá ningún sentido. Quizás habrá que mover otra campaña, pero ahora esto nos queda demasiado lejos, es otro partido que, si de caso, ya se jugará cuando toque».

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