La plaga de garrapatas que está afectando a varios puntos de Barcelona podría ser todavía más preocupante de lo esperado. Después de que el TOT Barcelona alertara la semana pasada que la problemática con estos molestos ácaros que afectaba a los jardines de Sant Pau del Camp se había extendido a otras zonas de la ciudad, un estudio realizado por expertos de la empresa especializada en control de plagas Anticimex ha revelado esta semana que se ha detectado recientemente la presencia de una nueva especie concreta de estos artrópodos que podría transmitir enfermedades graves.

Se trata del Hyalomma lusitanicum, un tipo de parásito que hasta ahora no tenía una población importante en la capital catalana y su área metropolitana, pero que con la proliferación de algunos animales salvajes portadores como los conejos o los jabalíes ha sufrido un repunte extraordinario que empieza a preocupar a los especialistas. Según se indica en este estudio, una de las principales características que diferencia esta especie de garrapatas del resto es que tienen una gran movilidad, es decir, que en vez de ser un sujeto pasivo, esta tipología de ácaro se desplaza de manera activa cuando detecta un sujeto que puede parasitar.

En el caso de Barcelona, preocupa sobre todo la posibilidad que esta plaga que por ahora parece solo afectar algunas zonas verdes de la ciudad como los jardines de Sant Pau del Camp, algunos puntos de la montaña de Montjuic o el parque de Can Dragó, acabe extendiéndose a recintos e instalaciones municipales como polideportivos o escuelas e institutos.

Enfermedades que podrían ser difíciles de controlar

Hay que recordar que una garrapata fijada en el cuerpo generalmente no causa dolor y lo más frecuente es que la picadura no provoque ningún daño, o únicamente una pequeña lesión en la piel. Entonces, porque preocupa tanto esta nueva especie? Pues porque el Hyalomma lusitanicum puede transmitir en algunos casos enfermedades graves como fiebre botonosa, la enfermedad de Lyme, la fiebre recurrente, la encefalitis transmitida por garrapatas, la babesiosi, la tularèmia o, sobre todo, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. Además, su gran movilidad la hace más difícil de controlar y facilita que la afección se pueda extender.

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