Los médicos del CAP Roquetes-Canteres (Nou Barris) están ahora en peores condiciones que cuando la pandemia puso la salud pública contra las cuerdas. Así lo explican fuentes del mismo CAP poniendo al TOT ejemplos muy gráficos. Mientras en la pandemia los sanitarios tuvieron que salir a buscar mascarillas, ahora tienen que encontrar médicos. La impotencia que les crea esta situación es evidente: “Los sanitarios nunca brillaremos ni tendremos una aura de purpurina, pero nuestra profesión salva vidas”, recuerdan.
El motivo que hay detrás de esta situación se explica con dos cifras. Tal como explica en declaraciones a este diario la secretaria de coordinación del sindicado Metges de Catalunya, Sílvia Membrilla, no se están cubriendo las bajas de los médicos desde hace meses, lo cual hace que ahora trabajen solo 7 de un total de 14. Entre estas bajas, hay dos jubilaciones, una baja de maternidad y dos bajas médicas. La situación es especialmente crítica si se tiene en cuenta que, según Membrilla, el centro atiende a aproximadamente 14.000 pacientes, lo cual deja cerca de 7.000 pacientes sin médico de familia. Pero de momento, las únicas medidas que han llegado son “parches” que están lejos de solucionar la situación. “Las jornadas de los médicos son muy intensas y tienen sobrecarga de trabajo, atienen más pacientes de los que les tocaría. Acaban agotados”, alerta.
En las antípodas de este argumentario, fuentes del Departamento de Salud defienden al TOT que lo que se ha hecho de momento para paliar la situación es ofrecer al CAP Roquetes-Canteres tres médicos de otros equipos de atención primaria que les “apoyan en una jornada complementaria” y un contingente especial de médico y un conductor para cubrir la atención domiciliaria. “Por otro lado, está en marcha un proceso de selección para contratar más personal”, insisten.
Una rutina complicada
En cualquier caso, estas medidas no se ven traducidas con mejoras en el día a día de los médicos. Tal como señalan las fuentes del CAP, por un lado, tienen que asumir las visitas de los 7.000 pacientes que se han quedado sin médico de cabecera. No conocer su historial médico con profundidad, junto con el hecho de tener menos tiempo para todo el conjunto de usuarios, hace que no les puedan dar el servicio que querrían. “Podemos tener tres pacientes asignados al mismo tiempo”, alertan. “Lo que hacemos es atender lo más urgente. Todo lo que es patología crónica queda en segundo plano, y algunos de estos pacientes pueden acabar siendo atendidos a las consultas de guardia. En un solo día hemos llegado a atender a 250”, aseguran.

Otro escenario donde se instalan los efectos de esta situación es uno que no suele ser visible, pero a la vez es fundamental para que cualquier persona pueda trabajar mínimamente bien: la salud mental. Las fuentes del CAP explican que, por ejemplo, la noche antes de una guardia no pueden dormir. A veces, incluso se tienen que tomar medicación antes de ir a la cama o ir a trabajar. “Es horroroso. Sé de unos cuantos sanitarios más a los cuales los pasa el mismo”, lamentan.
Los otros grandes perjudicados de esta realidad son los pacientes, y las consecuencias les repercuten directamente en su salud. Tal como indica en este diario la Purificación Cea, integrando de la Vocalía de Salud de la Asociación de Vecinos de Roquetes, los vecinos no solo tienen que esperar un mes a poderse visitar con su médico de cabecera, sino que tampoco tienen garantías que acabe siendo así. “Si no es nada urgente, el día antes te la pueden cancelar defendiendo que hay mucha gente”, explica sobre una situación que genera frustración entre los vecinos e, incluso, hace que algunos lo paguen con los sanitarios que intentan hacer su trabajo con menos tiempo y recursos. “La gente está incordiada. Pero los sanitarios no tienen la culpa, hacen todo el que podan”, apunta sobre una situación que es especialmente delicada en un barrio como Roquetes, donde vive mucha gente mayor, de rentas bajas y que no suele contar con mutuas.
Lucha vecinal
Cea tiene muy claro que esta situación no se puede alargar más, y es por eso que el vecindario ha impulsado varias acciones para poner remedio. El próximo 21 de febrero se reunirán con la directora de Atención Primaria de la Región Sanitaria Barcelona Metropolitana Norte, hace dos semanas se pusieron en contacto con el Departamento de Salud y todavía esperan una respuesta y el pasado miércoles hicieron una sesión informativa con el vecindario. Esta lucha vecinal todavía no ve su final en ningún horizonte. “No pararemos. Por los sanitarios y por nosotros”, subraya.

Esta no es la primera vez que el CAP Roquetes-Canteres se encuentra castigado por la carencia de recursos. Una extrabajadora de este centro recuerda al TOT que hace dos años, cuando la salud pública todavía estaba en pie de guerra contra la Covid y las otras enfermedades quedaban en un segundo plano, algunos sanitarios y vecinos se unieron bajo la plataforma Roquetes en Lucha para oponerse al recorte de recursos. “Cuando se acababan los contratos a médicos, enfermeras o auxiliares, no les renovaban. No se tenían que hacer recortes cuando el panorama ya era suficiente jodido”, dice.
Desde Roquetes en Lucha intentaron cambiar las cosas celebrando reuniones con el vecindario y con la dirección del CAP, pero esta extrabajadora no tuvo tiempo de ver si la lucha se acababa llevando alguna victoria. Cuando se le acabó el contrato de tres meses, se tuvo que marchar. “Los que empezamos con la plataforma, fuimos los primeros a los cuales no se nos renovaron los contactos. En total marchamos 16 personas». Ya han pasado dos años de aquellos hechos, y esta extrabajadora no puede evitar sentirse decepcionada al ver como actualmente la carencia de recursos continúa siendo un problema. «No se ha hecho todo el que se podría haber hecho desde el CAP. Siempre se justifican con los de más arriba, pero al final quien acaba recibiendo es el usuario, que tampoco tiene ninguno culpa», concluye.




