Barcelona y Port Aventura compartían hasta ahora una costumbre extraña que con los años se había convertido prácticamente en un reclamo para sus visitantes. En una de las atracciones más icónicas y concurridas del parque temático tarraconense como es el Tutuki Splash, hay un túnel conocido popularmente como «el de los chicles«, donde centenares por no decir miles de personas han depositado a lo largo de los años este producto pegajoso, creando prácticamente una especie de mural. La cantidad de chicles colocados hace que los operarios del parque tengan que limpiarlo de manera recurrente para evitar que su acumulación pueda resultar incluso insalubre para los visitantes.
El túnel de los chicles de Port Aventura, sin embargo, tenía hasta ahora su homólogo en la capital catalana. En concreto, este mural pegajoso estaba situado en uno de los muros que flanquean la calle de Jaume Martí, en el barrio de Verdum del distrito de Nou Barris. Tal era la cantidad de chicles incrustados en la característica pared de ladrillos rojizos, que este espacio fuera de los principales recorridos turísticos de la ciudad se había convertido prácticamente en un lugar de peregrinaje para muchos curiosos que querían observar la magnitud del mural.
El pequeño callejón ubicado entre las calles de Almansa y de Almagro había ido acumulando a lo largo de los años centenares de chicles sin que nadie se preocupara de retirarlos. Sobre la historia que explica el origen de esta práctica de enganchar chicles en el muro de la calle de Jaume Martí, el TikToker Rafa Vilalta Rueda, un barcelonés que acumula cerca de 148.000 seguidores en esta red social, apuntaba en un video hecho público a finales del 2022 que el fenómeno podría haber nacido de la mano de los alumnos de una escuela muy próxima, que habrían convertido en una tradición enganchar chicles en esta parte del barrio de Verdum.
Retorno a los orígenes después de una década
Después de cerca de una década intocable, esta particular meca barcelonesa del chicle ha pasado a mejor vida. La liebre la levantaron hace unas semanas tanto David Martínez, periodista y autor del popular blog
Parece que el #PlaEndreça ha acabado con la pared más asquerosa de Barcelona: el muro lleno de chicles enganchados de la calle Jaume Martí, al barrio de #Verderón. pic.twitter.com/l7rewptqjp
— Historias de Barcelona (@historiesdebcn) July 22, 2024
La actuación de los servicios municipales ha servido para devolver el muro de ladrillos temporalmente a su estado original. Ahora bien, la limpieza del espacio no es ninguna garantía de que este aspecto impoluto se pueda mantener más allá de unas semanas. Como el caso del Tutuki Splash, la fama de esta parte de la calle de Jaume Martí ha llegado a tal punto que con toda probabilidad volverán a aparecer más tarde que temprano nuevos ejemplares pegajosos en la pared. Solo el tiempo dirá si se dejarán pasar 10 años más hasta la próxima limpieza o si los servicios municipales mantendrán a raya esta práctica cuando menos curiosa que se había convertido prácticamente en una atracción turística más.
L’habríais conservado, el mural de los chicles? (Jaume Martí 36-38 #Verderón) pic.twitter.com/36k0l2qp0s
— Barcelona Singular (@bcnsingular) April 24, 2024