Esta mañana se ha retomado el juicio -ya es la tercera jornada-, a los cuatro mossos d’escuadra acusados de una detención ilegal en Ciutat Vella durante la pandemia. Un caso que se ha articulado a raíz de un video que ha servido, a policías, ministerio fiscal y acusaciones particulares para acusar los cuatro policías con peticiones de penas que oscilan entre los 9 y los 15 años de prisión por delitos de lesiones, contra la integridad moral, falsedad documental y detención ilegal. Por eso, la vista de esta mañana era importante para las defensas, después de una segunda jornada que ayudó a dar alguna esperanza a los mozos procesados después de una primera jornada desastrosa para sus intereses. Al estrado se han subido los mossos de Asuntos Internos que han instruido el caso y los peritos médicos, así como otros periciales.
De hecho, la primera hora del juicio ha servido porque el abogado de uno de los mossos, el veteraníssimo José Maria Fuster Fabra, luciera oficio y traza. De nada ha servido a las acusaciones el accidente de moto que sufrió ayer por la mañana que requirió los servicios médicos forenses del Palacio de Justicia. Fuster Fabra se ha puesto una tirita, se ha preparado muy bien el guion de hoy y se ha notado en el
Debate intenso con las periciales técnicas
Las periciales médicas han remachado las lesiones que habría sufrido la víctima durante la detención. Tanto las psicológicas como las físicas, incluso, teniendo presente los antecedentes de la víctima. Así han narrado las lesiones dentales que sufrieron y los moratones que recogían varios partes médicos. La pericial de dos expolicías expertos en maniobras de contención han defendido la actuación policial. En este sentido, han abonado las tres técnicas de control, inmovilización y detención aplicadas al caso: la técnica de distracción o
«Si fuéramos a la escuela de policía, podríamos poner el video como referencia», han asegurado a preguntas del fiscal que no se acaba de creer el informe ni la defensa cerrada de los peritos a la actuación que no han desaprovechado el momento para sentenciar que «los agentes no hicieron nada más que aplicar lo que se enseña en la Escuela de Policía». El fiscal ha sido hábil para encontrar agujeros en la peritación donde ha hecho caer los peritos que han tenido que reconocer que «quizás había alternativas» que no utilizar las tres técnicas aplicadas. El presidente del Tribunal, que ha remarcado la importancia de la prueba, los ha tenido que reñir dos veces recordando que eran peritos y no tienen que valorar las declaraciones que se han incorporado a las actuaciones.

Validez de los videos
Los cuatro policías de Asuntos Internos que han firmado los atestados han confirmado la validez de los videos y del video que grabó Melisa Stolken, la vecina que declaró durante la primera jornada de la vista oral. Así mismo, el inspector Jordi Domènech también ha defendido la tesis que avala el relato del fiscal, en concreto, que el atestado de la detención no coincidía con el que se podía constatar al video que servicio de prueba de cargo. Una vez se han explicado a las acusaciones, ha llegado el turno de las defensas. Ha estado en este punto donde Fuster Fabra ha hecho punta a lápiz y ha parado las trampas a los policías de Asuntos Internos.
En primer término, los ha pedido aclarar por qué hicieron un atestado y no una información reservada cuando tuvieron conocimiento de los hechos. Hay que tener presente, que la información reservada es el paso previo a un expediente disciplinario y sirve para tener conocimiento de los mandos y de los protagonistas. El jefe de los instructores ha argüido que vieron hechos presuntamente delictivos y, siguiendo órdenes del jefe de la comisaría de Asuntos Internos, se optó para abrir una investigación a través de un atestado. El letrado también ha pedido cómo es que el atestado concluye que el uso de la fuerza no fue proporcional. Los policías han replicado inmediatamente explicando que «no podían concluir nada» porque no pudieron interrogar ni al caporal responsable de la detención ni la presunta víctima».
Una rendija y un duelo florentino
Aprovechando la rendija abierta, Fuster Fabra ha entrado con una pregunta cortita y al pie dirigida a los cuatro investigadores. Concretamente, si habían contrastado la actuación con miembros del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO), Brigada Móvil (Brimo) o Grupo Especial de Intervención (GEI), las unidades especializadas en orden público-. Una pregunta con bala, porque los cuatro agentes forman parte del ARRO de Barcelona. Los policías han admitido que no, que la peritación se lleva a cabo con los peritos del Instituto de Seguridad Pública de Cataluña. A partir de aquí, ha cerrado el espacio y los ha requerido para que explicaran al tribunal si jefe de los cuatro policías ha servido en unidades de ARRO, Brimo o GEI o en orden público.
El presidente del Tribunal ha visto la jugada y ha interrumpido el interrogatorio. «Si usted pretende relacionar con la experiencia con el valor del testigo… este tribunal tampoco tiene», le ha espetado el magistrado. Fuster Fabra no se ha reprimido y ha replicado que no se trata de pericia, sino de ver con qué criterio describen los hechos en los atestados. La enganchada entre juez y abogado han continuado con suficiente complicidad profesional para acabar en mesas y permitir la pregunta que llevaba de jefe el defensor, si tenían o no experiencia en orden público. «No tenemos ninguna experiencia», han contestado. «No tengo más preguntas», ha cerrado el interrogatorio con una sonrisa pilla y con el presidente del tribunal levantando la ceja.



