El pasado mes de abril se conocieron los datos del anuario de la calidad del aire del 2022 publicado por el Departamento de Acción Climática, que avisaba que el distrito del Eixample y Vic son los dos únicos lugares de Catalunya donde el año pasado se superaron los límites de contaminación permitidos. Ahora el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha propuesto una medida poco habitual para hacer frente a este problema: instalar tomateras y hiedras con sensores para medir la calidad del aire en el Eixample y el Palacio Real de Barcelona y al Estadio de Vic. El experimento es parte del proyecto europeo WatchPlant, que tiene el objetivo de crear sistemas biohíbridos inteligentes que detecten condiciones ambientales adversas a partir de las respuestas de las plantas.
En las caso de las tomateras y las hiedras, se compararán las respuestas que darán en las diferentes estaciones donde estarán instaladas. El proyecto pretende desarrollar la validación experimental de una nueva tecnología consistente en un sistema donde se integran plantas vivas con diferentes componentes tecnológicos e inteligencia artificial.
42 microgramos por metro cúbico
En cuanto a los datos de contaminación en el Eixample del Departamento de Acción Climática, se extrajeron de la Red de Vigilancia y Previsión de la Contaminación Atmosférica de la Generalitat, que tiene 63 puntos de medición en todo Catalunya. En cuanto al Eixample, se registraron 42 microgramos por metro cúbico de NO2, cuando lo permitido es de 40. En el resto de Catalunya, menos en la llanura de Vic, de acuerdo con el anuario, se cumplieron los valores de referencia marcados por la legislación para las partículas de diámetro inferior a 2,5 microgramos.
La Informe de Salud de Barcelona 2021 extrajo algunos datos de esta realidad que ayudan a conocer mejor cuál podría ser la realidad por barrios del Eixample. En aquel momento, al analizar los niveles de exposición mediana al dióxido de nitrógeno, se determinó que la Dreta de l’Eixample era el único que superaba los 40 microgramos por metro cúbico (µg/m³) en la ciudad. Los barrios del entorno, lo seguían de cerca. El Esquerra de l’Eixample y Sant Antoni tenían una exposición mediana de entre 36 y 40 µg/m³.