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Malestar en el Gòtic por la limitación de la bicicleta: «Nos complica más la vida»

Cualquier barcelonés sabe que moverse por Ciutat Vella no es fácil. Desde hace tiempo, conviven en sus estrechas calles grandes aglomeraciones de peatones, vehículos de motor y usuarios de bicicletas y patinetes. En el caso de estos últimos, en algunos puntos es habitual que tengan que esquivar o, incluso, bajar de la bicicleta para poder continuar con su trayecto. Ahora, el Ayuntamiento ha querido poner orden a la vorágine que puede crear toda esta población flotante con una nueva medida. Las críticas entre vecinos de la zona y entidades pro movilidad sostenible no han tardado en proliferar. También ha habido por parte de personalidades políticas, como los regidores de BComú Janet Sanz y Jordi Rabassa, que fueron teniente de alcaldía de Urbanismo y regidor de Ciutat Vella durante el mandato anterior, respectivamente.

El consistorio anunció la semana pasada que la prueba piloto, que obligaba a los usuarios de bicicletas y patinetes a bajar del vehículo en siete puntos de la ciudad, se extendía a 25 nuevas calles de Ciutat Vella para mejorar la convivencia en el espacio público. Esto quiere decir que ahora Barcelona tiene un total de 34 puntos afectados por esta obligación. La mayor parte de estas calles se encuentran en el barrio Gòtic y, algunos ejemplos son, la calle de los Bnys Nous, de Avinyó, de la Boqueria, Escudellers y Sant Felipe Neri.

«No tiene sentido»

Uno de los posicionamientos en contra de la medida, que se enmarca en el Pla Endreça, es la del portavoz del Bicicleta Club de Catalunya (BACC), Adrià Arenas. En declaraciones al TOT Barcelona, dice que “no tiene ningún sentido” en el contexto actual, cuando las ciudades en general están trabajando para fomentar el uso de la bicicleta y no hacer el contrario. “Además, no se entiende muy bien como se han escogido las calles. Hay calles masificadas en los cuales se prohíbe y otros en los que no. No sé si son decisiones técnicas o políticas”, señala.

Una imagen de gente en el centro de la ciudad JORDI PLAY
Una imagen de gente en el centro de la ciudad / Jordi Play

Lo que tiene todavía menos sentido, desde su punto de vista, es que hay calles afectadas donde todavía se permite la circulación de vehículos de motor. En algunos casos son vehículos de mercancías o taxis. En otros, pero, son de uso privado. “Es injusto”, dice Arenas. Una opinión similar la comparten desde la Asociación de Vecinos y Vecinas del barrio Gòtic, que insisten al TOT que este tipo de situaciones se pueden ver en las calles de Avinyó o Banys Nous. “Están vetando a los vehículos de movilidad personal, cuando la mayoría de vecinos se mueven con estos porque es incómodo circular en coche por el barrio. Los turistas o la gente otros distritos o de fuera de Barcelona que viene a consumir sí que se mueven en coche”, indica. 

En este sentido, recrimina que esto hace pensar que la directriz se ha hecho para favorecer la gente que va a Ciutat Vella a gastar y no a la que vive. “Es una molestia enorme para los vecinos, que ahora tenemos que bajar de la bicicleta para ir a casa o para salir a trabajar”, subrayan. Al mismo tiempo, reconocen que son conscientes desde hace tiempos que hay un problema de masificación en el barrio, ya que como vecinos, por ejemplo, tienen “problemas enormes” para esquivar grupos de turistas. La solución, pero, no es “complicarnos más la vida” sin ofrecer caminos alternativos para circular en bicicleta o patinete.  

Más medidas en el horizonte

Desde el Ayuntamiento, fuentes municipales justifican al TOT que no se han establecido rutas alternativas porque “en ningún momento se está prohibiendo el paso”. Solo se pide a los conductores bajar de los vehículos “para evitar conflictos” entre vehículos y peatones. En cuanto a los criterios con los cuales se han escogido estos puntos, argumentan que tienen poca anchura entre fachadas, están transitados por peatones o ya contaban con algún tipo de señalización que prohibía la circulación o el paso de estos vehículos. “De cara este año, se estudiarán otras posibles ubicaciones”, añaden. 

Otra entidad que no ve con buenos ojos la iniciativa municipal es Amics de la Bici. Albert Garcia, uno de sus integrantes, dice al TOT que esta se adecuaría más a la realidad si la obligatoriedad de bajar se acaba aplicando, por ejemplo, solo en horario comercial y días laborables. También afirma que tampoco facilita cumplir con la medida la carencia de aparcamientos para bicicletas y patinetes que hay en Ciutat Vella. “En caso de que quieras aparcar el vehículo para hacer compras andando, ¿dónde lo haces? Faltan aparcamientos”, insiste.

Un grupo de turistas en bicicletas eléctricas alrededor de Santa Maria de Mar / Jordi Play
Un grupo de turistas en bicicletas eléctricas alrededor de Santa Maria de Mar / Jordi Play

La falta de transparencia en la puesta en marcha de la directriz, es otro punto de conflicto para la Asociación de Vecinos y Vecinas del barrio Gòtic, ya que aseguran que durante el Consejo de Barrio del noviembre pasado el Ayuntamiento dio información al vecindario sobre el Pla Endreça sin decirlos nada respecto al futuro que esperaba a las bicicletas. “Han tomado la decisión sin ningún diálogo y omitiendo que aquí nos movemos en bicicleta”, indica. 

Más allá de promover cambios en la movilidad de las calles de Ciutat Vella, el Pla Endreça también engloba otras actuaciones que, según el Ayuntamiento, pretenden «poner orden al espacio público». Algunas de ellas son el control de pintadas y destrozos a la vía pública, control de la normativa a locales públicos, presencia en el metro y control de la venta ambulante, entre otras. Desde el Sindicado Mantero de Barcelona denunciaron el pasado mes de septiembre en declaraciones al TOT que desde que el PSC estaba al frente del Ayuntamiento, los manteros estaban sufriendo «una persecución brutal» que no vivían desde el verano del 2019 ni desde el último mandato del exalcalde Xavier Trias. “A raíz del estallido de la pandemia el marzo del 2020, la cosa se tranquilizó. Pero el alcalde Jaume Collboni tiene un objetivo muy claro con el Pla Endreça: la persecución”, denunciaban.

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