Los socorristas de Barcelona mantienen el pulso con el Ayuntamiento de Barcelona dieciocho días después del inicio de la huelga. Este lunes, a través de un comunicado, la CGT -la organización sindical que ha impulsado la movilización del colectivo- ha exigido más «seriedad» al gobierno de Jaume Collboni a la hora de negociar las reclamaciones de los socorristas. El jueves de la semana pasada, coincidiendo con el pregón que daba inicio a las fiestas mayores de Gràcia, ya entregaron sus peticiones «sin distorsiones e interpretaciones erróneas» a la teniente de alcaldía Laia Bonet, según aseguran a través de un comunicado. Ahora, pues, ya piden «soluciones».
«Los documentos ya están entregados, es hora de soluciones», exclaman a través de este mismo comunicado, en el cual también lamentan que el ejecutivo de Jaume Collboni trate a sus trabajadores como si fuera una multinacional, alargando una huelga por «no sentarse a negociar». En esta línea, los socorristas insisten en pedir al consistorio que ponga «al frente de las negociaciones a responsables políticos con capacidad de decisión» como la misma Bonet, el gerente del Área de Movilidad, Infraestructuras y Servicios Urbanos, Xavier Patón, o incluso, el alcalde de la ciudad. «Estamos listos para dialogar y alcanzar un acuerdo. La pregunta es: ¿lo está también el Ayuntamiento de Barcelona?», apuntan los trabajadores.
Reuniones fallidas
Hasta ahora, la administración catalana ha intentado llevar a cabo algunas mediaciones entre los socorristas y el gobierno municipal para poder llegar a un acuerdo y poner fin a la huelga. Ninguno de estos encuentros, sin embargo, ha dado los frutos esperados. El pasado 13 de agosto, fuentes municipales detallaban al TOT que se ofreció una oferta que «mejoraba sensiblemente la propuesta aceptada por el Comité de Huelga» anteriormente, pero que finalmente fue rechazada posteriormente por la asamblea de trabajadores. Una decisión que tomó por sorpresa al equipo negociador municipal. Los socorristas, sin embargo, mantienen que las propuestas que se les han puesto sobre la mesa no mejoran sus condiciones, motivo por el cual están dispuestos a continuar presionando.
