En el centro de la plaza de los Países Catalanes, un porche mal cerrado concentra un aroma estimulante. Se respira alegría y los golpes secos de los skates no son nada comparado con el runrún constante de maletas, que rodean como aves carroñeras a una decena de jóvenes, todos hombres y una mujer, que pronto tendrán que irse de Sants. La reurbanización de la estación les mejorará, también a ellos, las instalaciones skaters, pero la obra se prevé a dos años vista y no tienen por dónde patinar mientras tanto. «Necesitamos una solución mientras esperamos que se concrete el futuro de la plaza, un espacio provisional para seguir patinando. La gente de aquí no quiere ir a la Zona Franca, aunque sea un lugar que nos dejen para nosotros. Todo el mundo vive por aquí, en Sants», explica a este diario todo un veterano como Marc Lozano.  

Sants no es el MACBA. Los edificios más cercanos son oficinas y los usuarios de la plaza están de paso, menos ellos, que le dan vida. Quedan pocos, pero muy unidos. Concretamente, unidos en la asociación Sants4Ever, que reúne a más de 300 patinadores. Patinan, dan clases y cine. Y luchan. «Si vas a título personal no tienes fuerza, pero como asociación sí», explica Marc, que también ejerce de portavoz en los encuentros con el distrito. «Nos ofrecemos a colaborar de manera altruista con el Ayuntamiento para identificar los emplazamientos, cubrir las necesidades de materiales y dinamizar este espacio con el menor coste económico posible», se ofreció, a finales de diciembre, en el último plenario de Sants-Montjuïc.

Los skaters quieren quedarse en Sants, o en Badal, la Bordeta o Hostafrancs. Cerca de casa. Algunos puntos propuestos son la fosa del parque Joan Miró, abandonada hace una década, el espacio industrial de Sants o aparcamientos abandonados de Montjuïc. En conversación con el TOT, Marc argumenta la propuesta. «Hemos presentado al Ayuntamiento seis lugares abandonados, puntos negros del barrio donde seguro que no hay posibles molestias, pero claro, el Ayuntamiento siempre quiere curarse en salud», apunta el patinador. El distrito se ha comprometido a tener una solución en tres meses, pero ya les ha dicho que será difícil. «Hemos estado buscando alternativas y para Sants centro es complicada la viabilidad», apunta el Ayuntamiento, que reducirá al máximo cualquier nuevo foco de conflicto vecinal. «Esto es como la carta a los reyes: tú pides y luego te dan la mitad de la mitad de la mitad. Veremos la propuesta, si nos dan una zona muy lejana valoraremos si vamos o no», concluye Marc.

Creadores de comunidad

Los patinadores de Países Catalanes reconocen que el ambiente que se ha creado en los últimos años en los alrededores del MACBA puede haber empeorado la imagen del mundo skate, pero destacan las diferencias. «Allí también hay gente que patina cada día, pero no es lo mismo. No hay el sentido de comunidad que hay aquí», apunta otro patinador. Le llaman el Gómez y, como muchos otros, empezó patinando en el centro y ha terminado en Sants. De eso ya hace 20 años. El MACBA se ha convertido en el destino estrella de muchos aficionados. «El Magaluf del skate», señalan los de Sants. «Pero la gente que viene a vivir a Barcelona, o que está unos meses, normalmente acaba aquí. Se empieza allí, pero se termina aquí», insiste el skater.

Por eso la entidad advierte de los peligros que supondría perder grupos como el suyo. Sants4Ever no solo da vida a la plaza, una losa de cemento que quema en verano, sino que también colabora con el resto del tejido asociativo de Sants, en la fiesta mayor, crea actividades para los niños de las escuelas más cercanas y participa de la Revuelta Escolar. Marc es maestro y argumenta los beneficios: «El tema del skate se debe leer desde muchos ámbitos, no solo desde el ocio. Malmö, Toronto, París, por toda Europa se está integrando el skate en la ciudad. En Barcelona es una actividad aislada en rincones puntuales. Aquí siempre vamos atrasados».

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