Las obras en la plaza de los Países Catalanes, que han comenzado esta semana, han expulsado momentáneamente a los skaters que habitualmente patinaban frente a la estación. El proyecto futuro contempla la creación de un nuevo parque de skate, pero los patinadores no tienen espacio mientras duran las obras. El Ayuntamiento les prometió, a finales del año pasado, encontrar un espacio alternativo en el plazo de tres meses. La agrupación Sants4ever, que agrupa a la mayoría de patinadores de Sants, recuerda que el plazo está a punto de cumplirse y que aún esperan una solución. Desde la entidad apuntan que tienen programada una reunión con la arquitecta en jefe del Ayuntamiento, Maria Buhigas, el 19 de febrero. El encuentro debería servir para desbloquear la situación.
Los patinadores han propuesto media docena de alternativas, entre las cuales está la fosa del parque Joan Miró, abandonada hace una década, el espacio industrial de Sants o aparcamientos abandonados de Montjuïc. Los alrededores de Can Batlló, donde hay proyectado un parque, también podría ser una opción. En conversación con este diario, Marc Lozano destaca «el alto nivel asociativo» que hay alrededor de este recinto de la Bordeta, un aspecto clave para los patinadores, muy arraigados al distrito. Además, el patinador argumenta que «tendría sentido» desplazarse allí porque «el futuro parque de skate podría hacerse partiendo de la autoconstrucción que habremos hecho nosotros».
Los patinadores de Sants son agentes clave en el asociacionismo del barrio. A diferencia de los skaters de la plaza del MACBA, donde hay muchos visitantes extranjeros que acuden por las convocatorias internacionales, los de Sants están más arraigados a su entorno, con el cual colaboran para mejorarlo. La asociación Sants4Ever participa de la fiesta mayor y ha preparado talleres y actividades para los niños de las escuelas más cercanas. Y los grupos políticos del consejo plenario de Sants-Montjuïc aprueban -lo han hecho en diferentes votaciones– por unanimidad buscarles una alternativa.

Transformación de la plaza
Las obras integran prácticamente toda la plaza que hay frente a la estación, hasta ahora un icono de las ‘plazas duras’ que se instauraron en Barcelona en los años 80. Este modelo cede el protagonismo al cemento y, por tanto, es más barato de mantener. En artículos anteriores, expertos en geografía y urbanismo explican que este hecho era clave en los ochenta, un momento en que la ciudad salía del impacto de la dictadura. Cuarenta años después, la idea ahora es pacificar los pocos carriles que hay para vehículos y encontrar la manera de climatizarla, con vegetación en aquellos rincones donde el suelo permite instalarla. Adif aprobó a finales de año los tres primeros proyectos de obras por valor de 153,3 millones de euros, y se espera que la inversión total alcance los 410 millones.