Después de una primera jornada de juicio
Los compañeros no han fallado. Así, los uniformados que de una manera u otra tuvieron contacto con los hechos la noche de la presunta detención ilegal han desfilado por el estrado avalando la actuación de sus compañeros. Unas justificaciones que argüían con las técnicas policiales que los enseñan en el Instituto de Seguridad Pública de Cataluña y, sobre todo, fundamentadas en la actitud supuestamente agresiva de la víctima, Ignacio, la víctima. En total, seis policías que han cargado las tintas contra Ignacio y, en cambio, han normalizado la detención que ayer se pudo ver el video y que impresionó la sala. Curiosamente, ninguno de los testigos vio, o al menos con claridad, que tuviera la cara ensangrentada. «No lo vi» o «no lo recuerdo», la técnica de Cristina de Borbón que hoy ha triunfado en la sala de vistas de la sección séptima de la Audiencia de Barcelona.

«Proporcional y ajustada»
Los seis policías que han atestiguado esta mañana han explicado su versión de los hechos, siempre a favor de los compañeros que sientan al banquillo de los acusados. Todos, algunos con detalles que otros, han calificado la detención de «proporcionada», ajustada» y «siguiendo los protocolos» a la formación que reciben tanto los efectivos de orden público como los de seguridad ciudadana. Entre los que han atestiguado se encontraba el jefe de turno de la comisaría de Ciutat Vella la noche de los hechos y el entonces sargento responsable de ARRO en la capital catalana. Han justificado el uso de elementos como la porra para inmovilizar el detenido y han negado haber visto que la víctima tuviera la cara ensangrentada por haberlo arrastrado por tierra en el momento de la detención.
Los testigos han insistido que el chico mantuvo una actitud “agresiva” y que estaba “muy alterado”. Por este motivo, han explicado, se lo trasladó directamente a las dependencias policiales de las Cortes y no en un centro sanitario. Jefe de los policías, pero, ha querido reconocer que el arrestado presentaba heridas, a pesar de que se dejó tres muelas en la detención. Para justificar la detención que incluyó una bofetada, arrastrarlo por tierra, ponerlo boca abajo y sentarse encima, a preguntas de la acusación de Iridia y del ministerio fiscal, algún policía ha manifestado que «movía los brazos y no colaboraba» cuando, en principio, el que estaría haciendo es extender el brazo para librarle la documentación que el agente le había requerido.
Capítulo aparte merece las excusas para proceder a la identificación y es que había toque de queda, estaban en la calle, bebían cerveza e incluso, «tocaban una guitarra». La cara de sorpresa del tribunal ante las explicaciones era evidente y parecía que rumiaran si es suficiente causa de identificación tocar un instrumento, aunque lo toques mal. También las razones esgrimidas por algún policía sobre la invisibilidad de las heridas. «Cuando nos me hicieron cargo el chico ya estaba dentro del vehículo con los abalorios oscurecidos», han asegurado para añadir que dentro del vehículo los gritaba, los insultaba y propinaba puntapiés contra la mampara del coche patrulla. “Fue un traslado muy pesado”, han remarcado.
Sin causa disciplinaria
En ningún momento, los agentes que tuvieron alguna relación con el caso, pero que no están procesados vieron motivos para llevar el caso a la División de Asuntos Internos. Así han detallado que cuando una persona está alterada hay que separarla del grupo para evitar “el efecto contagio” y han justificado que el caporal que habría iniciado la agresión reaccionara cogiendo la víctima del brazo después de que esta hiciera un movimiento inesperado. De la misma forma, han indicado que el hecho que el joven apartara la mano del policía se consideraría resistencia y, por lo tanto, quedaría justificada la reducción del individuo.
A la vez, han detallado que en este tipo de situaciones pueden usarse “técnicas de distracción para inmovilizar la persona” y, hasta todo, la defensa “para bloquearle las piernas”. Del mismo modo que participen varios agentes en relevo en una detención. Según los agentes este sistema está pensado para evitar que el retenido se autolesione y a la vez para controlarlo causándole el mínimo daño posible. El juicio continuará mañana con las periciales a la espera que declaren jueves los Mossos acusados.