Mario Membrives es el propietario del instrumento valorado en más de 4000 euros, y destaca su valor sentimental: «Mi fiscornio, me recuerda a mí. Me recuerda a cuando elegí la música y, en resumen, mi modelo de vida. Me recuerda a muchas personas. La familia. Los amigos. El amor. Se trata de mi instrumento. De mi herramienta de trabajo a la vez que mi medio de expresión.» Ha manifestado en un post de Instagram después de su robo.
Los hechos pasaron este lunes al atardecer, cuando el músico se encontraba llegando a la estación de Meridiana – La Sagrera en un tren de la R4 de Cercanías dirección Sant Vicenç de Calders.
El músico ha relatado que un joven lo distrajo preguntado si aquella era la estación de Plaza Cataluña, mientras él daba indicaciones a esta persona, supuestamente, otra aprovechó la distracción y se llevó el fiscornio, que estaba dentro de una Fusion Bag negra del portaequipaje. La víctima explica que cuando se dio cuenta de la situación bajó a perseguir al joven que le había pedido las indicaciones, pero este no tenía el instrumento encima.
Membrives va lo persiguió por todo el andén, pero como el joven no hablaba catalán, solo francés, no le hizo ningún tipo de caso. El músico subió a las taquillas de Cercanías y requirió al personal de seguridad que llamó a la Guardia Urbana. Cinco miembros del cuerpo policial municipal se personaron en el lugar de los hechos y tramitaron la denuncia correspondiente.
Un instrumento poco común.
Según relata el mismo músico, el fiscornio es un instrumento casi único dentro del mundo de la música, hay pocos ejemplares, con poca demanda y pocos instrumentistas. El fiscornio Voigt plateado robado tiene varias peculiaridades, es un modelo en do con extensor glide en el 3.º cilindro y el tubo de la boquilla de diferente color (Un color más dorado que no plateado).
Finalmente, Membrives ha querido destacar la poca humanidad de los ladrones: «Me lo ha quitado gente que no lo sabía, que detrás de cada instrumento hay una vida. Me lo ha quitado gente que no sabía qué habría en aquella mochila.»