Hace tres años que Asunción Pardo vive en el barrio de la Dreta de l’Eixample y este tiempo ha sido suficiente para darse cuenta de sus carencias. Tal como explica al TOT Barcelona desde la plaza Tetuan, éste es uno de los pocos espacios verdes que hay en el barrio y el único donde puede llevar a su perro sin atar con cierta tranquilidad. En los interiores de las manzanas no está permitido y el parque de la Estació del Nort pertenece al barrio del Fort Pienc. «No tenemos nada».

Pero la plaza Tetuan tampoco es el mejor de los escenarios. Se encuentra en el interior de una rotonda rodeada por una de las vías más transitadas de Barcelona: la Gran Vía de les Corts Catalanes, y además, los peatones tienen que convivir con las bicicletas y los patinetes que circulan por la plaza cuando suben o bajan por el paseo de Sant Joan. «Hay patinetes que van a mucha velocidad», avisa cuando todavía no han llegado los niños, padres y madres; personas haciendo deporte, perros y otros personajes que lo ocupan cada día en algún momento.

0,59 m²/habitante

Un informe de la Asociación de Vecinos de la Dreta de l’Eixample hizo saltar las alarmas sobre este tema hace unos meses. Avisaba que este barrio tiene la menor ratio de zona verde por habitante de todos los barrios de Barcelona. Concretamente, 0,59 m²/habitante, mientras la media de la ciudad es de 7 m²/habitante. Una cifra que, no obstante, está lejos de los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda que las ciudades tengan como mínimo de 10-15 m²/habitante para que la población tenga buena salud.

La plaza Tetuán se considera un eje viario / Jordi Play
La plaza Tetuan se considera un eje viario / Jordi Play

Esta realidad se corrobora fácilmente si nos movemos por el barrio. No hay ningún parque y las únicas dos plazas son Urquinaona y Catalunya (Tetuan es se considera un viario básico). Para llegar desde Tetuan a alguna de estas plazas hay que andar 12 y 15 minutos, respectivamente. Al llegar, tampoco se puede disfrutar mucho, puesto que las dos plazas son epicentros comerciales y turísticos. Urquinaona está dominada por las personas que entran y salen del metro y Cataluña por los turistas, palomas y turistas que dan de comer a las palomas.

Al volver atrás y pisar el paseo de Sant Joan, la sensación es algo más agradable. Juega el papel de eje verde, las aceras anchas dan espacio para andar y los bancos y terrazas de los bares permiten sentar un rato, pero no deja de ser una calle transitada que conecta la playa y el distrito de Gràcia. Cerca del paseo de Sant Joan se encuentra uno de los 12 interiores de manzana que tiene el barrio. 12 puede parecer una cantidad alta, pero esta cifra pasa a ser insignificante cuando se tiene en cuenta que, según el Ayuntamiento, el barrio tiene más de 43.700 habitantes.

Falta de verde en los interiores de manzana

Esto no es todo. Tal como indican al TOT desde la asociación Eixample Respira, estos espacios «no acaban de ser zonas verdes», puesto que, precisamente, la falta el verde y el hecho que se encuentren en espacios cerrados no invita a entrar. Una experiencia de este estilo lo ha vivido Rosado cuando va con su nieta a jugar en el interior de isla Carlit. «Es difícil que pueda jugar porque no hay bastante mobiliario y están todos los niños de la Escuela Carlit», señala. Estos hechos los comprueba lo TOT cuando se persona en el espacio, donde solo hay un tobogán, una tabla de ping-pong para jugar y el patio de la escuela como telón de fondo.

A unos minutos de distancia se encuentran los interiores de manzana de los jardines de Sofia Barato, los de Jaume Rench y los de Constantino de Aragón. Todos ellos cerca o al lado de diferentes equipamientos: la biblioteca Sofia Barato, los centros educativos Santa Anna y el CAP Fort Pienc, respectivamente. Esto provoca que en algunos momentos del día estos espacios estén ocupados por usuarios de estos servicios, los cuales se sumarían a los más de 43.700 habitantes del barrio que podrían tener intención de usarlos.

El paseo San Juan es un eje verde, pero, a la vez, no deja de ser una calle muy transitada que conecta el mar y el distrito de Gracia / Jordi Play
El paseo de San Juan es un eje verde, pero, a la vez, no deja de ser una calle muy transitada que conecta el mar y el distrito de Gracia / Jordi Play

Ante esta realidad, Marina Bardají reconoce al TOT desde los jardines de Jaume Rench que cuando quiere encontrarse en un espacio verde de verdad se marcha del barrio y va hasta los jardines de Pedralbes o el Turó Park. «Nos faltan áreas espaciosas y verde de verdad. Además, el ruido del tráfico hace que sea imposible tener la sensación de encontrarse en un espacio verde», indica.

La Asociación de Vecinos de la Dreta de l’Eixample conoce de sobras la situación de la cual habla Bardají. Por esta razón elaboró el estudio y tiene algunas propuestas sobre la mesa para mejorarla. Tal como detalla a este diario el presidente de la entidad vecinal, Jaume Artigas, una de ellas ya está en marcha: la nueva plaza que creará la supermanzana Eixample en el cruce de las calles Girona y Consell de Cent que los vecinos ven con buenos ojos.

Otra, dice Artigas, sería revisar el Plan General Metropolitano (PGM) para encontrar la manera de calificar nuevas zonas verdes y crear nuevos interiores de manzana. «Hay interiores entre edificios que son de almacenes o antiguas industrias cerradas o con poca actividad, que se podrían expropiar», afirma sin saber si, algún día, su barrio dejará de ser como muchos barceloneses lo han conocido siempre.

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