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Las tentativas de suicidio se multiplican: «La prevención es la asignatura pendiente»

El Ayuntamiento de Barcelona ha recibido cerca de 20,000 llamadas al Teléfono de Prevención del Suicidio (900 92 55 55), un servicio pionero en Cataluña que el consistorio hizo suyo en 2020. Son, aproximadamente, entre 4,000 y 6,000 llamadas al año de personas que exponen su voluntad de quitarse la vida. En estos años, el servicio ha derivado 275 casos a los equipos de emergencia alertando de un riesgo inminente de suicidio, que va en aumento en la ciudad. En Barcelona, el suicidio es la primera causa de muerte en hombres de 15 a 44 años, y la segunda en el caso de las mujeres, solo por detrás del cáncer de mama.

Según datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) recogidos por el mismo Ayuntamiento, entre 2018 y 2023 se registraron 8,643 conductas suicidas, ya sean ideaciones, cuando la idea ronda por la cabeza, o tentativas, una vez que la idea se pasa a la acción. De todas ellas, 5,749 (el 66.5%) eran mujeres. Los datos demuestran un incremento importante; de los 218 casos registrados en 2018 se ha pasado a los 2,037 de 2023. Un incremento, dice el mismo Ayuntamiento, que aún se nota más en las chicas de 18 a 24 años a partir de 2021. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que por cada suicidio consumado hay unos 20 intentos previos y apunta que cada muerte golpea a un promedio de seis personas del entorno.

El vacío de la pandemia

La salud mental ha dado un salto mediático tras la pandemia del Covid-19, que la situó en primera fila. El confinamiento provocó un aislamiento, especialmente preocupante en los adolescentes y jóvenes, que necesitan socializar con sus iguales. Muchos expertos también han señalado la incertidumbre como un elemento que provoca inseguridad y malestar emocional. Y las redes sociales, añaden, tampoco han ayudado a crear un caldo de cultivo bueno para un mejor bienestar emocional.

Manifestantes en 2021 tras el suicidio de un hombre que no podía pagar el alquiler | Pau Venteo / Europa Press

En conversación con este diario, la directora del Instituto de Salud Mental del Hospital Universitario Sagrat Cor, Rocío Rosés, apunta que ahora están saliendo las consecuencias. «Ha habido jóvenes que no recordarán los primeros años de universidad como deberían, o chicos de 14 años, que es la edad de ir por primera vez al cine o de fiesta mayor, que no lo hicieron. Hay un vacío negro en estos hitos evolutivos de mucha gente», indica la experta.

El Ayuntamiento activó el Teléfono de Prevención del Suicidio en plena pandemia de la mano de la Fundación Ayuda y Esperanza, encargada de gestionar las llamadas. «Tenemos una función de radar, de detectar casos que no están vinculados con la red, y los hacemos de puerta de entrada a los recursos comunitarios. El hecho de que sea confidencial, que quien te atiende no sea un sanitario, que a veces puede generar una sensación de jerarquía, ayuda a muchas personas a dar el paso. Una conversación puede durar el tiempo que sea necesario, los ayudamos y orientamos», explica Sergi Garcia, responsable del proyecto.

Garcia advierte, en todo caso, que la muestra del Teléfono de Prevención del Suicidio es «sesgada» porque son las víctimas potenciales las que llaman por voluntad propia. En este caso, la mayoría de llamadas las hacen personas de entre 40 y 50 años, pero también atienden a jóvenes de 20 o menos años. «Hay elementos comunes que tienen que ver con el sufrimiento de la persona y el sentimiento de soledad o de no ver perspectiva de futuro. Son tres elementos que encontramos en todas las personas que nos contactan», concluye Garcia.

El 061 es el teléfono de prevención de suicidio de la Generalitat | Norma Vidal (ACN)

La importancia de la prevención

Coincidiendo con el balance anual del teléfono, la concejala de Salud, Marta Villanueva, ha remarcado que los datos demuestran la importancia de tomarse en serio y potenciar los recursos para la prevención del suicidio. En este sentido, la concejala recuerda que estos recursos deben adaptarse a la nueva realidad. Un ejemplo es el nuevo chat de WhatsApp del Teléfono de Prevención del Suicidio, que permite ser «más ágiles», según Villanueva. «Ha cambiado la forma de comunicarnos, los chats permiten ser más ágiles, más cómodos, no necesitas estar en un espacio aislado para tener una conversación que es complicada», destaca.

En todo caso, la doctora Rosés advierte que los recursos «están desbordados» y pide hacer una «reflexión profunda» que pasa por la prevención. «Las tentativas de suicidio son un problema multifactorial, que debe abordarse desde muchas aristas, también desde un enfoque social, educativo y también emocional«, comenta la doctora.

Marta Villanueva, concejala de Salud del Ayuntamiento de Barcelona | ACN

En este sentido, pide incidir en qué pasa y cómo actúan las familias y las escuelas, donde la prevención es una «asignatura pendiente». «Cada vez la escuela tiene más claro que hay una parte de prevención que se debe hacer, pero aún cuesta. Debe abordarse de una manera mucho más transversal, la prevención debería ser parte del currículo escolar. Desde I3 se debe poder trabajar en una identificación emocional, cómo me puedo comunicar. Todo esto puede prevenir problemas de salud mental», explica Rosés.

En todo caso, la experta cree que se han dado pasos adelante; en el ámbito familiar cada vez hay una preocupación mayor «por identificar y gestionar las emociones» con los hijos, y en el ámbito escolar, hay ejemplos, como el acoso, que ahora se trabajan mejor. «Haría un paralelismo con la violencia de género, que antes se normalizaba con naturalidad y ahora cada vez menos», comenta.

El papel de Barcelona

El ámbito familiar y escolar es clave en la prevención de los problemas de salud mental, pero no son los únicos elementos a tener en cuenta. Rosés también cita el acompañamiento comunitario y la naturaleza como «un factor protector». Y en este sentido, vivir en una gran ciudad como Barcelona requiere un esfuerzo mayor. «En un pueblo pequeño los chicos pueden jugar en la calle, tienen más acceso a los bosques y la red de vecinos, generalmente, es más cercana, se conocen más», detalla la doctora, que pide, en todo caso, no idealizar ninguna opción. «Debemos fomentar, vivas donde vivas, la parte emocional: el hecho de salir, hacer deporte, ir al aire libre… es básico tener una buena red social y comunitaria, hacer barrio ayuda y puede ser una buena manera de hacer prevención», explica Rosés.

La prevención y la educación, insiste, son clave para evitar conductas que se han extendido, como las autolesiones, más visibles en las chicas pero también presentes en los chicos. De hecho, las autolesiones en chicos, remarca Rosés, aún quedan «enmascaradas en la agresividad». Es decir, por ejemplo, que un chico dé un puñetazo para expresar rabia no se entiende como una autolesión, pero, en cambio, los cortes en chicas –una forma de expresarse «más solitaria y vinculada a la tristeza», dice la doctora– sí que se interpreta, generalmente, como tal.

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