Escondida en pleno barrio Gótico, la plaza de Sant Felip Neri es una de las más hermosas de Barcelona. Ni la multitud de turistas que suele haber rompe el encanto de un emplazamiento único.

La fachada de la iglesia y el oratorio de Sant Felip Neri llama la atención por los agujeros que tiene. Son la historia de una barbarie que tuvo lugar el 30 de enero de 1938, durante la Guerra Civil, y de la cual esta semana se han cumplido ochenta y siete años. Los aviones fascistas italianos, aliados del dictador Franco, bombardearon Barcelona. Dos bombas cayeron en la plaza de Sant Felip Neri. El resultado fue desolador: murieron 42 personas, 23 de las cuales eran niños, y se destruyeron tres casas.

Las erosiones no son fruto de fusilamientos

Los hechos de Sant Felip Neri son conocidos por mucha gente, pero seguro que habrá personas que descubrirán esta tragedia leyendo estas líneas. En ningún caso, las erosiones de la fachada son fruto de fusilamientos, recuerda el libro de los Pequeños Paisajes de Barcelona, editado por el Ayuntamiento. Es una recopilación de elementos simbólicos de la ciudad como el termómetro de Cottet, el  grumete del mercado del Ninot, el búho de la Diagonal, a la altura de Verdaguer, y la escultura del gato de la plaza de los Países Catalanes, ahora desaparecida.

Plaça de Sant Felip Neri / MMP
Plaza de Sant Felip Neri / MMP

A principios de la Guerra Civil, el oratorio de Sant Felip Neri había sido abandonado y se había convertido en «un centro de acogida para niños refugiados de toda España, especialmente de Madrid, pero también para muchos barceloneses», escribió Mireia Pons en un artículo en TOT Barcelona en marzo de 2021. Cuando había bombardeos, los niños y otras personas se escondían en el sótano, pero aquel 30 de enero las primeras bombas cayeron de lleno en la iglesia y el convento y las segundas sobre los equipos de rescate que removían los escombros de la zona.

El arquitecto municipal Adolf Florensa fue el encargado de hacer el proyecto de reconstrucción de la plaza. Florensa decidió trasladar allí dos fachadas que habían estado en otros lugares de Barcelona. Una fue la del antiguo gremio de los Zapateros, construida en el siglo XVI en la calle de la Corríbia, justo delante de la Catedral. Y la otra la del gremio de Caldereros, levantada durante el siglo XVI en la calle de la Bòria tocando la plaza del Blat, pero que en 1911 había sido trasladada a la calle de Gran de Gràcia. También se reconstruyó la antigua Casa Gironella, que había quedado destruida por los bombardeos. La fuente que preside la plaza es obra de Joaquim de Ros (1962). Tiene cuatro grifos y se construyó sobre una base octogonal.

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