El Ayuntamiento de Barcelona ha comunicado a los vecinos que precintará la polémica hormigonera que hay en la futura estación de tren el próximo 2 de diciembre. El ejecutivo inició el proceso para clausurar la maquinaria en mayo pasado y había denegado las alegaciones que había presentado el conjunto de empresas que operan en la planta. En todo caso, hasta ahora no había concretado una fecha. En el último pleno de distrito, el gobierno se limitó a decir que se haría «antes de acabar el año» y la misma concejala Marta Villanueva había reconocido en público que es un proceso “garantista pero demasiado lento”.
Los vecinos ven el anuncio “como una muy buena noticia”, aunque dejan claro que la fecha fijada “queda fuera del plazo que nos habría gustado a nosotros”. En la última Comisión de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento, la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, aceptó un ruego de Barcelona en Comú en el que se pedía precintar la planta este mismo mes de octubre. “Una vez más, el ayuntamiento juega con nosotros y no cumple su palabra”, dicen desde la plataforma de afectados. Junts y ERC también habían llevado el conflicto al pleno del distrito de Sant Andreu.
De esta forma, aunque no se sigan los plazos que exigían los vecinos, el Ayuntamiento obligará a las empresas constructoras a precintar la única de las dos hormigoneras que aún estaba activa en la zona de obras de la futura estación de alta velocidad de la Sagrera. La primera, que queda más escorada, en la entrada del recinto, ya estaba fuera de servicio y ha sido retirada recientemente.
Sin licencia ambiental
La planta trae de cabeza a los vecinos del bloque de pisos de enfrente, que han entrado hace poco más de un año, con una caravana constante de camiones, ruido y partículas en suspensión que llegan a las viviendas. Hay unos 200 hogares afectados por la maquinaria, más o menos unos 600 vecinos. Algunos de ellos, en la visita que hizo este diario, afirmaron incluso que se habían complicado casos de asma y que el polvo entraba en casa por los sistemas de refrigeración.
Los afectados, además, denunciaban que la maquinaria solo gozaba de un permiso temporal ya caducado, un aspecto que las empresas de la Sagrera han negado en sus alegaciones. En todo caso, el Ayuntamiento sí ha corroborado que no está cumpliendo con las licencias ambientales que requiere la Generalitat de Catalunya, un aspecto que ha sido suficiente para precintar el espacio. Ahora bien, desde el consistorio han admitido en los últimos plenos de distrito que la UTE empresarial podría llevar el caso a los tribunales.
