El Ayuntamiento de Barcelona está trabajando con TMB para disuadir la venta ambulante en el metro, donde ha crecido la presencia de ‘top manta’ para evitar la presión policial que experimentaban en la calle. Así lo ha asegurado Albert Batlle, el teniente de alcaldía de Seguridad, en la comisión de Presidencia y Seguridad, aunque ha afirmado que la situación de los vendedores ambulantes no es comparable a la del verano de 2019.
En este sentido, Batlle ha afirmado que en aquel momento había hasta 900 personas que se dedicaban a la venta ambulante en las calles de Barcelona. Ahora este número se ha reducido debido a la presión policial de la Guardia Urbana en las calles, que se vio reforzada con la llegada del Plan Endreça a la capital catalana para «garantizar el civismo en la ciudad». Estas medidas más restrictivas en las vías públicas de Barcelona han provocado que gran parte de esta venta ambulante se haya desplazado a las estaciones y andenes del metro de la ciudad, que ahora se quiere disuadir.

Más vigilancia y carteles para desviar a los compradores
Por ello el Ayuntamiento está trabajando con TMB para intensificar la vigilancia en el metro e informando, con carteles y mensajes en las pantallas, de la “ilegalidad que supone comprar estos productos falsificados y el riesgo de ser sancionado por esta conducta”. El teniente ha admitido también que la presión en un punto puede desplazar la actividad de ‘top manta’ a otro, por este motivo, ha explicado que se adaptarán los mensajes “en tiempo y lugar” según donde sea necesario.
Esta medida del gobierno municipal confluye con una demanda que hizo el PP para colocar carteles que advirtieran de las ilegalidades que supone la venta ambulante. En este sentido, Batlle ha coincidido con el PP y ha asegurado que “no se debe bajar la guardia” y ha remarcado que la venta ambulante a menudo implica “la explotación de personas, perjudica el comercio y supone riesgos para los peatones”.