Paolo Lazzarini tiene las ventanas de su piso cerradas a cal y canto desde el pasado 8 de enero. Este vecino del número 53 del paseo de Sant Joan presenció aquel día cómo los operarios que están trabajando en la reforma de la antigua sede de El Periódico (Consell de Cent, 425-427) lanzaban indiscriminadamente una gran cantidad de escombros sobre el tejado de amianto que cubre el espacio donde hasta 2021 se ubicaba la redacción del diario. «Tengo un bebé de un mes y un hijo de cuatro años. Cuando vi que rompían las paredes y los trozos caían directamente en la cubierta… No abro porque no sabemos la cantidad de amianto que puede haber quedado pegada a las ventanas o al toldo«, señala, mostrando un vídeo donde se ve claramente cómo una nube de polvo se desprende del techo de fibrocemento, que ocupa buena parte del interior de manzana delimitado por las calles de Consell de Cent, Bailèn, Aragó y el paseo de Sant Joan.
«Obras» que se están llevando a cabo en concell de cent 425, ni redes de protecciones ni prevención trabajando con uralita. La empresa CERTIS no le importa la salud de los vecinos @mossos @bcn_ajuntament @guardiacivil pic.twitter.com/HAAAyoQuyP
— Paolo Lazzarini (@PaoloLa22arini) January 9, 2025
Este padre de familia contactó entonces con la Guardia Urbana, que se personó en el lugar para comprobar estos desprendimientos y que requirió a los trabajadores de la obra que colocaran una especie de mallas para evitarlo. El caso se quedó dormido durante casi dos meses hasta el miércoles de la semana pasada, cuando los vecinos de la veintena de fincas que conforman esta manzana de casas de la Dreta de l’Eixample se enteraron de la retirada inminente del tejado de uralita gracias a unas notas informativas que se colocaron en los accesos de los inmuebles solo 48 horas antes de la supuesta entrada de los operarios. Esto puso en alerta a los inquilinos, que comenzaron a movilizarse para garantizar que la actuación se realizaba siguiendo las medidas de seguridad necesarias. «Sabemos que es peligroso, pero no hasta qué punto. A mí me preocupa porque mi casa da directamente al interior de manzana. No lo pueden hacer de cualquier manera», remarca Montse Comesaña, una exempleada del diario que vive en una de las fincas que rodean esta manzana, en el número 366 de la calle de Aragó.
Junto con vecinos de otras cuatro comunidades afectadas, Comesaña participó el viernes en una reunión con personal de la compañía Demeter, encargada de llevar a cabo esta retirada. En este encuentro se les comunicó el aplazamiento hasta el próximo 6 de marzo del inicio de los trabajos, que consistirán en un «encapsulamiento previo con resina para la posterior retirada de placas«, que se instalaron antes de los setenta y que, además de haber agotado con creces su vida útil, presentan numerosos desperfectos. Más allá de confirmar que ya cuentan con el correspondiente plan de trabajo aprobado por la Generalitat y que la intervención se realizará «siguiendo todas las medidas preventivas exigidas por la legislación vigente», la empresa especializada también hizo llegar a los afectados una serie de recomendaciones para minimizar la posible exposición a estas fibras tóxicas, como mantener puertas y ventanas cerradas o no dejar ropa tendida en los patios interiores. Todo durante las cerca de tres semanas que está previsto que se alarguen las tareas.

Paralizar las obras por falta de garantías
Las explicaciones de la compañía no terminaron de convencer a los vecinos, que este lunes se han reunido con miembros de la Comisión contra el amianto de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB) y del grupo de jubilados de Macosa-Alstom. «Nos da la sensación de que todos se desentienden, nadie ha contactado con nosotros. ¿Cómo puede ser que nos enteremos por un papelito de los trabajos sabiendo la alarma social que hay alrededor del amianto?», reflexionaba Paula Año, otra de las inquilinas afectadas. «Ahora vivimos cruzando los dedos para que no entre. Hemos precintado las ventanas», replicaba Francesco Corte, un vecino de la calle de Aragó con una pequeña terraza ubicada al nivel del tejado. Ambos consideran que se deberían hacer mediciones en tiempo real para saber si hay dispersión de fibras potencialmente cancerígenas.
«Habrá dispersión seguro porque este encapsulamiento no sirve de nada. Estamos hartos de ver cómo lo hacen mal», lamentaba Fernando Novella, uno de los jubilados de Macosa. «El Ayuntamiento debería paralizar las obras dado los antecedentes de mala praxis. Por ahora, no tenemos garantías de que las cosas se vayan a hacer bien», apuntaba Joan Maria Soler, de la FAVB. Soler remarcaba que la única manera de mantener el riesgo al mínimo es colocar una burbuja estática sobre el tejado, una medida que la empresa encargada parece descartar. «Entendemos que esto son unos sobrecostos que se deben ponderar, pero, en casos como este en que el tejado está junto a los vecinos, creemos que es imprescindible», subrayaba. A la espera de una Ley del amianto que permita garantizar el cumplimiento efectivo de la normativa, desde la FAVB denuncian que una actuación correcta solo depende de la buena voluntad de los propietarios y la buena praxis de la compañía que retira la sustancia. Por eso, consideran que es importante informar al vecindario para que tome conciencia del peligro de trabajos de este tipo y pueda detectar posibles malas prácticas.

Cuatro denuncias y ningún expediente por falta de mantenimiento
En el encuentro de este lunes también han asistido representantes de la Asociación de Vecinos de la Dreta de l’Eixample, que han confirmado que, en una reunión con el consistorio celebrada el pasado mes de noviembre, ya alertaron a la administración municipal de la presencia de esta gran cubierta de amianto y su posible afectación por las obras en la antigua sede de El Periódico. A diferencia del caso de la cubierta de amianto de casi 2.000 metros cuadrados que perteneció a la antigua fábrica de ascensores Cardellach, que comenzará a retirarse este mismo mes de marzo y que ocupa prácticamente la totalidad del interior de manzana delimitado por las calles de Casanova, Villarroel y Sepúlveda y la Gran Via de les Corts Catalanes, el Ayuntamiento no tenía hasta ahora incoado ningún expediente de disciplina urbanística por falta de mantenimiento a los actuales propietarios de la vieja redacción del diario.
La Dirección General de Inspección de Trabajo de la Generalitat sí que tiene hasta cuatro denuncias recientes de vecinos de este interior de manzana de la Dreta de l’Eixample, principalmente por el lanzamiento indiscriminado de escombros que provocó la dispersión de fibras de la cubierta de fibrocemento. Los responsables de esta escena son operarios de la constructora Certis y la compañía de servicios Dominion, las dos empresas que se están encargando de las obras de remodelación del recinto, que llevan el sello del despacho de arquitectos OUA Group. Solo hay que echar un vistazo al techo para darse cuenta de que, más allá de los escombros, también ha habido vertidos de otros elementos, como varias planchas de vidrio o incluso un aparato de aire acondicionado antiguo.

Desde Certis se limitan a confirmar que los trabajos de retirada de la cubierta cuentan con la correspondiente licencia de obra y el plan de trabajo aprobado por el Departamento de Trabajo de la Generalitat el pasado mes de octubre. La compañía asegura que ya se ha hecho la campaña informativa con las fincas afectadas y que la actuación se realizará «garantizando la seguridad de los vecinos».
Cuatro décadas de vínculo con el periodismo
La redacción de El Periódico estuvo en la calle del Consell de Cent, 425-427, junto al paseo de Sant Joan, entre los años 1994 y 2021, cuando se trasladó a una nueva sede en la Gran Via de les Corts Catalanes, 163-167, ya en el término municipal de l’Hospitalet de Llobregat. Anteriormente, la cabecera había estado en la calle del Comte d’Urgell con Diputación. En cuanto al emplazamiento de la Dreta de l’Eixample, la superficie total construida del inmueble es de 10.269 m², formada por una planta baja, ocho plantas superiores y una planta subterránea y un cuerpo de planta baja, planta primera y planta subterránea, que ocupa el interior de manzana.
La finca de al lado está incluida en la reforma y fue durante años la sede de otro diario, el Avui. Se publicó entre los años 1976 y 2011, cuando se fusionó con El Punt. En el edificio también se encontraban las oficinas de otra de las cabeceras históricas del Grupo Zeta como el diario deportivo Sport, que se pudo comprar por primera vez en los quioscos el 3 de noviembre de 1979.
