«Sólo espero seguir vivo cuando esté listo el nuevo Camp Nou. Es el estadio de mi vida«. En Lluís Llop (Barcelona, 1935), veterano de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona, de la cual es miembro a pesar de no haber vestido nunca los colores blaugrana sobre el terreno de juego, decía estas palabras en julio de 2023. Entonces tenía 88 años y hacía un tiempo que habían comenzado las obras del faraónico Espai Barça, dejando al descubierto la piel interior del estadio primigenio, inaugurado en 1957 y diseñado por los arquitectos Francesc Mitjans Miró, Josep Soteras Mauri y Lorenzo García Barbón. Dos años y medio después de aquel encuentro, el TOT Barcelona ha vuelto a reunirse con el aficionado culé, que la próxima primavera cumplirá 91 años y hace unas semanas pudo ver desde la televisión el regreso del club de sus amores al Camp Nou.
«Me supo mal, pero no pude ir. Ya me pasó en 1957, como estaba haciendo la mili, no me dejaron volver y tuve que ir al segundo partido», explica. «Eso sí, esta inauguración y final de las obras es provisional, ¿eh?», se apresura a decir. Llop sí formó parte de una pequeña expedición de socios blaugranas veteranos que hace unos meses accedió al nuevo recinto para comprobar cómo avanzaban los trabajos. «La visita no me permitió encontrar grandes diferencias después de toda una vida en el estadio, pero puedo decir que, si este queda como el proyecto apunta, será espectacular», señala. El aficionado fue una de las personas que pudo estar presente en el último partido jugado en el Camp Nou antes del inicio de la reforma. Fue el 28 de mayo del 2023 y lo hizo desde la tribuna presidencial, invitado por el presidente Joan Laporta. «Me llamó el día anterior su hermano para decirme que estaba invitado», afirma. Sus problemas de movilidad no le han permitido acudir durante este tiempo al Estadi Olímpic Lluís Companys.
El objetivo del aficionado es repetir la fórmula de hace 68 años y poder presenciar en directo algunos de los siguientes partidos que se jueguen en el renovado estadio. «Sí que me gustaría ir, pero no sé aún cuándo podré. Ahora tengo otro problema: mi nieto tiene 18 años y juega en el Júpiter. Siempre que puedo voy a verlo», relata con orgullo. Y añade: «Llegados hasta aquí, tampoco tengo prisa. Haber podido ver la inauguración parcial ya ha sido completar una etapa para mí». Aunque en su carnet de socio luce el número 2.052, Llop es del grupo cada vez más pequeño de seguidores que puede presumir de haber vivido la época dorada del antiguo Camp de les Corts, con el conocido como Barça de las Cinco Copas y la explosión de Ladislau Kubala. El primer partido que vio en el estadio fue el 10 de octubre de 1948 contra el CD Alcoyano, que entonces jugaba en primera división. El enfrentamiento se saldó con victoria blaugrana por cuatro goles a cero. El veterano cierra los ojos. «Recuerdo ir con mi tío, ver el césped verde y fijarme en la tribuna y el palco, donde había una bandera blaugrana y el escudo grabado en piedra. El corazón me latía a una velocidad…», rememora.
Este sería el primero de muchos partidos en la catedral blaugrana. Después de aquel primer contacto y hasta el año 1957, Llop volvió a menudo al Camp de les Corts gracias al carnet que le dejaba su jefe. «Él tenía un affaire con una mujer y utilizaba la excusa del partido para poder verse con ella. Cuando terminaba el enfrentamiento, quedábamos en la plaza de Urquinaona y allí me hacía explicarle todos los detalles para tener coartada con su esposa» reconocía en el reportaje publicado hace dos años y medio. «Para mí es un orgullo poder decir que mis dos hijas y mis cuatro nietos son socios desde que nacieron. Con mi esposa nos hicimos socios cuando nos casamos. Si se me contara desde que comencé a ir al campo, ahora estaría entre los cien socios más antiguos«, asegura. Después de una década en les Corts, vendría el traslado al Camp Nou, el recinto donde pasaría más tiempo. Sin embargo, el aficionado siempre guardaría un recuerdo especial para el viejo estadio. «Donde más he disfrutado del sentimiento tan difícil de explicar que es ser del Barça es en les Corts. Quizás por la edad que tenía y porque era el principio de mi trayectoria como espectador, pero esta fue sin duda la mejor etapa futbolística de mi vida», reconoce.
Una enfermedad llamada Barça
Desde que comenzaron las obras del nuevo Camp Nou, Llop ha ido documentando fotográficamente su avance. También ha recopilado recortes de artículos de diferentes diarios que hablaban del tema. La idea es montarlo todo en una especie de álbum o dossier sobre el proceso de construcción del campo. «En casa tengo quizá cincuenta trabajos monográficos y llegué a tener una colección de cerca de 460 libros sobre la historia blaugrana que doné al centro de documentación del club… Podemos decir que toda la vida he sido un enfermo del Barça, pero no sé qué haremos con todo esto cuando no esté porque mis hijas no quieren saber nada [ríe]», admite. Esta pasión por los colores lo ha convertido en un verdadero pozo de sabiduría de la historia de la entidad y también lo llevó a encargarse durante las últimas décadas del mantenimiento de la capilla del estadio, demolida durante los trabajos aún en marcha. Esta tarea de guardián del templo la dejará en manos de las nuevas generaciones en caso de que finalmente se habilite un espacio de oración en el nuevo recinto.
Entre los logros de los cuales puede presumir el aficionado veterano hay uno especialmente relevante. Llop trabajó durante buena parte de su vida para la empresa vasca ICOA, dedicada a la fabricación de espumas de poliuretano. A finales de la década de los sesenta, le propusieron trasladarse a Málaga para hacerse cargo de la sucursal que la compañía tenía allí. Se fue con toda la familia y estuvo unos dos años. Durante este tiempo, como echaba de menos a su equipo, decidió fundar con otros culés residentes en la ciudad andaluza la primera Peña Blaugrana de Málaga. «Montamos la sede en un entresuelo de la calle de Sevilla. A la inauguración acudió el entonces presidente Agustí Montalt y llegamos a tener más de 200 socios en plena época de Di Stéfano, que era todo un mérito», explica. La peña se acabó disolviendo con los años, pero ahora otra entidad ha tomado el relevo.
Reflexiones de un cambio de época
La larga trayectoria de nuestro protagonista lo convierte en una voz autorizada para analizar la situación actual de su querido Barça. «Yo he vivido la época más negra del club, cuando no se ganaba ningún título, pero en el campo se animaba igual […] Ahora veo a la gente ilusionada y eso es fundamentalmente porque tenemos un equipo hecho con gente de la casa», dice. Llop tiene grabado en la memoria un partido del Barça entrenado por Louis van Gaal en el que se alinearon nueve holandeses sobre el terreno de juego y ningún catalán. «Los socios -al menos los de la vieja generación- siempre hemos tenido un sentimiento de catalanidad muy fuerte y hemos idolatrado a aquellos jugadores de aquí como representantes del barcelonismo. Por eso es importante que pasen cosas como las del otro día, que volvimos al estadio con nueve jugadores catalanes sobre el césped», subraya, destacando un hecho prácticamente inédito en la historia reciente del club.
Durante toda nuestra conversación, que tiene lugar en la sede de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona, ubicada a pocos metros del Camp Nou, varios exmiembros de la disciplina blaugrana se acercan a saludar al veterano. Desde leyendas como Juan Manuel Asensi, centrocampista que heredó la capitanía tras la despedida como jugador de Johan Cruyff y actual presidente de la agrupación, a otros con un paso más testimonial como Bartolomé Paredes, lateral con vocación ofensiva formado en la cantera que jugó once partidos con el primer equipo. «Escúchalo bien que es una de las personas que más sabe del Barça, ¿eh?», advierte al periodista que escribe estas líneas el exdefensa. Y añade inmediatamente: «Te veo muy bien». «Ya ves, aquí resistiendo», responde Llop. A pesar de los problemas de movilidad, el aficionado se conserva bastante bien a sus 90 años, sobre todo en cuanto a la memoria, que mantiene clara y meridiana. Incluso tiene el recuerdo de los momentos finales de la Guerra Civil, cuando tenía poco más de cuatro años. «Son solo algunos flashes, pero sí que recuerdo a mi madre abrazándome contra su pecho durante los bombardeos de la ciudad y diciendo «esos maricones nos matarán a todos»», asegura. En clave blaugrana, sin embargo, el veterano tiene claro cuál es su próximo objetivo vital: poder ver el Camp Nou terminado en 2027. «No sé si llegaré, pero haré todo lo posible», concluye.
